LIBERIO (Papa) (352-366)

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S. LIBERIO es nombrado Papa. Mantendrá numerosos altercados con los arrianos.


LIBERIO -papa- (17.5.352-24.9.366). Nacido en Roma. Constructor de la primera basílica de Santa María la Mayor, mantendrá numerosos altercados con los arrianos. Es elegido obispo de Roma en la época en que el arrianismo está de nuevo en ascenso y controla Oriente. CONSTANCIO II está forzando al episcopado occidental a seguir la misma corriente.

La presión de CONSTANCIO II, que quiere imponer el arrianismo, se deja notar en el Concilio de Arlés.


CONSTANCIO II, ahora único emperador y que reside en Occidente, concretamente en Arles, ha ido cayendo cada vez más bajo la influencia de los arrianos transformándose en un decidido opositor a ATANASIO, de manera que presiona a los obispos occidentales, y en especial a LIBERIO, para que se sometan. Convoca en Arles un concilio de obispos occidentales al que prácticamente obliga a condenar a ATANASIO. Este Concilio es claramente manipulado por los arrianos Ursacio y Valente. Para hacer frente a las presines imperiales, LIBERIO convoca un concilio general en Milán para 355 que zanje definitivamente la cuestión del arrianismo.

El concilio en Milán tiene parecidos resultados al de Arlés. LIBERIO firma por la fuerza un documento.


El nuevo concilio en Milán tiene parecidos resultados al anterior de Arlés (353). Muchos ortodoxos nicenos (Atanasio, Hilario, Liberio) deberán exiliarse en Tracia. El papa -LIBERIO- es aislado de todos sus consejeros y sometido a toda clase de vejámenes. Eusebio, obispo de Vercelli, es depuesto en este concilio por negarse a suscribir la condena de ATANASIO, siendo desterrado a Escitópolis y luego a la Tebaida. En la sede de Alejandría se sienta a Georgio de Capadocia.

El emperador CONSTANCIO II ha llegado al extremo de elevar al solio pontificio a un antipapa: Félix II


El emperador CONSTANCIO II en su empeño de desacreditar al papa LIBERIO y aprovechando la ausencia de éste porque lo tiene secuestrado, llega al extremo de elevar al solio pontificio a un antipapa. Se trata de FELIX II -antipapa- (355 -22.11.365) que es consagrado obispo en el palacio imperial por tres prelados arrianos. (Este antipapa es confundido, por error, con un S.FÉLIX mártir de Roma, siendo designado en la serie de romanos pontífices como S.FÉLIX II, produciendo un error de numeración para los papas legítimos siguientes FELIX III y FELIX IV que deberían ser II y III respectivamente).

Un investigador y cronógrafo de la época, determina que JESÚS nació el 25 de diciembre.


Un investigador y cronógrafo de la época, llamado Furio Dionisio Filócalo determina en un calendario confeccionado por él mismo para toda la cristiandad que JESÚS nació el viernes 25 de diciembre, basándose en su calendario y en ciertos datos que posee. El Papa LIBERIO ordena que la fecha oficial y definitiva de la Navidad sea el 25 de diciembre. Así, pues, la primera vez que se celebra el nacimiento de JESÚS como fiesta de Navidad es en este año, sin embargo, no es una festividad oficial de la iglesia, porque para la época no se acostumbra a realizarla. Clemente de Alejandría había sugerido como más adecuada el 20 de mayo. El Imperio romano celebra el 25 de diciembre, una fiesta solsticial pagana de invierno dedica a a la diosa Mitra: el Natalis Solis Invicti (El Nacimiento del Sol Invencible, cuando los días empiezan a alargarse) que es un culto solar muy antiguo que se ha hecho popular bajo Aureliano (270-275). Esto ayudará, sin duda, a la difusión de la fiesta cristiana. (Por otra parte, en Oriente se celebra por estos años el 6 de enero la Epifanía, manifestación de Dios en la tierra: el nacimiento de Jesús y su bautismo. Era el día en que se celebraba una fiesta solar egipcia).

LIBERIO, es desterrado a Berea. Presionado por el obispo local acepta la condena de ATANASIO.


LIBERIO, es desterrado a Berea. Solo y presionado por el obispo local, se desmorona totalmente y accede a la excomunión de ATANASIO firmando una declaración en forma de credo que está en contra de Nicea. ATANASIO debe huir por tercera vez y permanecerá seis años con los monjes de Egipto.

El orden público de Roma únicamente podrá restablecerse con el regreso de LIBERIO.


CONSTANCIO se convence de que el orden público de Roma únicamente podrá restablecerse con el regreso de LIBERIO; un regreso que, tras la capitulación de éste, está dispuesto a permitir. El emperador tiene la absurda idea de que LIBERIO y FÉLIX pueden funcionar en la misma ciudad como co-obispos, lo cual no sólo es impensable desde el punto de vista canónico, sino que es, además, políticamente imposible. Aunque LIBERIO se ha desacreditado ante la Iglesia en su conjunto y es objeto de un desdén generalizado, sigue contando con la lealtad de la mayor parte del clero y los fieles de Roma. Cuando regresa en 358, se desata una reacción popular contra FÉLIX que fuerza a éste a dejar la ciudad. El grito de guerra de los romanos contra FÉLIX es: «¡Un Dios, un Cristo, un obispo!». FÉLIX, apoyado todavía por el emperador y por una minoría del clero de Roma, se instala en una ciudad periférica, mientras LIBERIO toma posesión del palacio de Letrán. De 358 a 365 en que morirá FÉLIX, habrá dos obispos en Roma.

La muerte de Constancio II es, sin duda, un golpe fatal para los arrianos que empiezan a disgregarse


La muerte de Constancio II ha sido, sin duda, un golpe fatal para los arrianos. Pero otro motivo contribuye también a acelerar su final: ellos mismos debido a un proceso natural de la herejía, se hallan dividos en innumerables facciones, que se combaten entre sí ásperamente, aun en tiempos de Constancio, para atraerse el favor imperial. Esta disgregación disminuye su fuerza.

Fallece el antipapa FÉLIX y su partido tiene el buen sentido de no asignarle sucesor.


El 22 de noviembre de 365 fallece el antipapa FÉLIX y su partido tiene el buen sentido de no asignarle sucesor, y el Papa LIBERIO se muestra benévolamente misericordioso para con el grupo que sigue al rival; de este modo, aunque son muchos los que no aprueban la benevolente conducta de LIBERIO, lo cierto es que consigue momentáneamente reconstituir la unidad del clero.