Nace Kung Fu-tse (CONFUCIO) (551-479 aC). Enseñará moral y ética. (Resulta curioso que en este siglo surjan, independientemente, importantes reformas religiosas a lo largo de todo el mundo civilizado, desde China hasta Sicilia. Aparecen, en efecto, el confucianismo y el taoísmo en China; el jainismo y el budismo en la India; el zoroastrismo en Persia; el judaísmo en Judea; las religiones mistéricas en Grecia; el pitagorismo en Italia, y, en buena medida, la filosofía racionalista en Jonia).

Los judíos retornados a Judá, logran construir un nuevo templo en Jerusalén, que es completado hacia 515 aC. Ya por estos años, existe una nueva Judá (o “Judea” para utilizar el término griego), la cual es una sombra de la antigua. Aun así, proporciona a los judíos una patria. Entre ellos, un profeta innominado, cuyos escritos se atribuyen a Isaías (quien había vivido realmente dos siglos antes) y que por eso se le conoce como el “segundo Isaías”, predica una nueva doctrina. No sólo Yavé es el dios único de los judíos, sino que lo es de toda la humanidad. Así, a partir del segundo Isaías, el monoteismo pasa a los judíos de la posteridad y, a través de ellos, a cristianos y musulmanes.

El nombre de “Palestina”, procede del vocabulario de los marinos y comerciantes griegos, que en el siglo V aC, llamaron “sirios” a los habitantes de la zona norte de la costa oriental del Mediterráneo y “filisteos” (cuya traducción castellana de la palabra correspondiente en hebreo y arameo es “palestinos”) a los de la zona sur; y a la región por estos habitada la conocieron por Palestina. Pero en ningún momento de su historia tuvo Palestina oficialmente este nombre. La región se había llamado hasta entonces “Judea”.

En tiempo de ARTAJERJES I, rey de los persas, es enviado ESDRAS para reorganizar la región de Judea o Palestina. ESDRÁS se esfuerza en pacificar a judíos y samaritanos, quienes gozarán de un estatuto especial en el imperio, teniendo que obedecer a “la Ley del Dios del cielo” (Esd 7;21), bajo la dirección del sumo sacerdote. Esta ley es, sin duda, el PENTATEUCO actual, que ESDRÁS ha redactado a partir de diferentes traducciones. Durante veinte años se consigue una frágil unión entre judíos y samaritanos. Aproximadamente por la misma época, también es enviado NEHEMÍAS quien se cuidará de la reforma política y administrativa.

Si los judíos palestinenses no tienen tanta paz cuanta desean y necesitan, es porque desde 301 aC no dejan de sucederse una serie de guerras entre Siria (seléucidas) y Egipto (lágidas). Palestina se encuentra en el camino. A pesar de estas continuas guerras, cuatro principalmente, Egipto ha mantenido su posición a lo largo de estos años. Pero en el año 198 aC, los elefantes sirios destrozan al ejército de Egipto. El rey ANTIOCO III (Sirio) (223-187 aC), arrebata a Egipto el dominio de Palestina, Armenia y Atropatene y contiene la expansión de Partia y Bactria. Realmente no se ven los judíos palestinos defraudados por el cambio. ANTIOCO III se muestra benevolente y agradecido. Facilita el regreso de los fugitivos, declara una exención tributaria, repara el Templo con subsidio estatal y contribuye generosamente en dinero y especie a la reanudación del culto sacrificial. Palestina queda dividida en tres provincias: Judea, Idumea y Transjordania.

En Judea, ante el ataque helenizante, la comunidad está dividida. Unos tentados por la civilización griega, con sus juegos que al practicarse en total desnudez hacían que llegaran a veces hasta a disimular su circuncisión por una operación quirúrgica. Otros se muestran inquietos por esa marea del Helenismo (o civilización griega): muy apegados a su fe judía quieren mantener a toda costa sus expresiones concretas. Además, todos los ejemplares de los libros sagrados deben ser destruidos, abolidas las prescripciones alimentarias judías, suprimida la fiesta del sábado y prohibida la circunscisión. Los judíos se resisten, y los libros de Daniel y Ester de la Biblia actual se escriben en esta época a fin de estimular la resistencia a la tiranía y a la persecución.

La resistencia se torna violenta en Judea. El foco de la misma es un anciano sacerdote. Éste, MATATÍAS Asmoneo (167-165) da la señal de la revolución degollando a un emisario de ANTIOCO IV venido a imponer el sacrificio de los ídolos, emprendiendo la guerrilla con sus cinco hijos. (1Mac 2;23 y ss) (Esta familia se cree que desciende de un hombre llamado Asmón, por lo que se les conoce como los “asmoneos”. Uno de los hijos es Judas Macabeo (“Martillo”) por lo que también se les llama los “Macabeos”

En Judea, a MATATÍAS Asmoeno le sucede su tercer hijo JUDAS (165-160) Macabeo. Los judíos conservadores se reúnen en torno de los Asmoneos, y JUDAS Macabeo demuestra ser un hábil guerrero. Vence en varias batallas a las fuerzas seléucidas, y en la fecha, consigue entrar de nuevo en Jerusalén y apoderarse del Templo. Se inicia en Judea el proceso de formación del reino de los asmoneos y los seléucidas carecerán de fuerza para imponer la sumisión a Judea.

JONATÁN, el hermano de Judas Macabeo, es asesinado. SIMÓN (142-134), el último de los hermanos macabeos, prosigue su tarea. Arranca de DEMETRIO II Nicátor, el seleúcida de turno, un decreto de amnistía, exenciones fiscales, y el reconocimiento de la situación de hecho, que supone en la práctica renuncia siria a toda pretensión de recuperar Judea como parte del Imperio. Los mismos judíos legitiman, también, la sucesión de SIMÓN. Con su poder reconocido y la independencia de Judea recuperada tambien “de iure”, SIMÓN hace lo posible por acrecentar territorialmente el nuevo Estado independiente, no sólo desde conveniencias estratégicas y buscando la viabilidad, sino también pensando en lo que había sido el territorio histórico de los antepasados. SIMÓN y sus descendientes desempeñrán la doble función de reyes y sumos sacerdotes.

Nuevo intento sirio de dar marcha atrás a los acontecimientos, reclamando la devolución de diversas zonas, entre ellas Judea y exigiendo el pago de indemnizaciones y tasas. Una enemistosa expedición militar de los seléucidas y una afortunada victoria de los príncipes asmoneos Judas y Juan HIRCANO, hijos de SIMÓN Macabeo, hizo innecesaria la claudicación ante las exigencias. La Judea independiente y territorialmente ampliada se había salvado. Y la obra de Simón, lo mismo.