Habiendo fallecido Segismundo, rey de Hungría, los títulos de Segismundo vienen a recaer en su yerno ALBERTO I de Habsburgo que reina en Hungría (1438-1439). Los turcos amenazarán de nuevo a Hungría durante los dos años de reinado de ALBERTO I.

En la fecha, ALBERTO I de Hungría es elegido en Fráncfort del Meno como ALBERTO II, Rey de Romanos (1438-1439). Sin embargo, durante su breve reinado no se llegará a celebrar la ceremonia de coronación como monarca germánico. La familia de los Habsburgo es la más poderosa de Alemania quedando desde entonces esta dignidad vinculada siempre a la casa de Habsburgo y Viena se convierte en la capital definitiva del Sacro Imperio Romano. Desde 1438 -y a pesar de que el Imperio alemán es formalmente una monarquía electiva- la corona es transmitida de hecho por herencia dentro de la casa de Habsburgo, que seguirá siendo la potencia territorial más importante y le permitirá conservar la dignidad imperial desde 1438 hasta 1918.

El 6 de mayo de 1438, ALBERTO II de Habsburgo es reconocido por los nobles checos y entonces elegido como rey de Bohemia. Luego de una conspiración de su suegra Barbara de Celje, ALBERTO se ve forzado a guerrear contra los polacos de Silesia por el trono checo, pero pronto los derrota y es coronado en Praga el 29 de junio de 1438.

Hungría es atacada a mediados de 1439 por el voivoda de Valaquia, Vlad II Dracul, quien entra en la región de Transilvania junto con el ejército turco llevándose numerosos rehenes húngaros. Para calmar a la nobleza húngara, ALBERTO extiende sus privilegios, donde no era necesario que estos y sus tropas luchasen, sino solamente cuando las fuerzas reales resultaran ser ineficientes. Esto genera cada vez más caos en el reino ante la invasión otomana, y en 1439 el rey húngaro lleva sus ejércitos a Szendr?, donde chocan con los turcos. Esta empresa deriva en una derrota y se ve forzado a marcharse sintiéndose enfermo, para morir cerca del asentamiento de Neszmély el 27 de octubre de 1439.