HUNDIMIENTO DEL ACORAZADO MAINE (1898)

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Acorazado MaineEl acorazado Maine es conocido por su catastrófica pérdida en el Puerto de la Habana en la mañana del 15 de febrero de 1898. Fue enviado para proteger los intereses de los ciudadanos estadounidenses durante la revuelta cubanas contra España. Estalló de repente, sin previo aviso, perdiendo la vida en la explosión tres cuartas partes de su tripulación. Las causas de la explosión no quedaron claras en una comisión de investigación, pero la opinión pública estadounidense, avivada por las proclamas incendiarias de la prensa amarillista estadounidense realizadas por William Randolph Hearst y Joseph Pulitzer, culpó a España. Todo ello cristalizó en la Guerra hispano-estadounidense ese mismo año. Aunque el hundimiento del Maine no fue la causa directa de la confrontación, sirvió como catalizador, acelerando el desarrollo de los acontecimientos.

Llega a la bahía de La Habana “para hacer provisiones de carbón” el acorazado “Maine”.


En las últimas semanas, después de la elección de McKINLEY a la presidencia de EEUU, los norteamericanos, que apoyan en los últimos años la causa cubana, han estado enviando unos navíos de guerra a La Habana en sospechosa visita de cortesía. El 25 de enero, sin previo aviso, llega a la bahía de La Habana “para hacer provisiones de carbón” para la escuadra yankee, y en “visita de buena voluntad” el acorazado “Maine”. Parece que la presencia del Maine pretende tranquilizar a los súbditos norteamericanos que residen en La Habana. Su presencia, realmente inquieta a los oficiales españoles que piensan que su visión anima a los rebeldes. Las autoridades españolas en La Habana acogen con corrección a los marinos norteamericanos. El capitán Charles Sigsbee y sus oficiales son invitados a varios actos sociales. Pero SAGASTA, a quien no estusiasma la presencia del “Maine” en La Habana, envía el crucero “Vizcaya” a visitar Nueva York para corresponder al gesto de “buena voluntad” estadounidense.

Una tremenda explosión provoca el hundimiento del Maine. 266 miembros de la tripulación perecen.


A las 21h 40m del día de la fecha, una tremenda explosión provoca el hundimiento del Maine que se encuentra de visita en La Habana. La fenomenal explosión se ha producido en la proa del navío que, en llamas, se hunde rápidamente, dejando al descubierto, tan sólo una parte de la popa: los dos oficiales que han quedado a bordo (los demás estaban pasando la noche en La Habana) y 266 miembros de la tripulación perecen ahogados. En un primer momento, tanto las autoridades españolas como las norteamericanas, incluido el propio comandante del barco, que ha conseguido salvarse por no estar en el barco en el momento de la explosión, reconocen que el desastre ha sido fortuito. La reina regente María CRISTINA envía un mensaje de condolencia al cónsul norteamericano. El general BLANCO se persona en la delegación de los EEUU. para expresar su pésame. Acto seguido se celebra un sentido funeral oficial por los fallecidos. Sin embago, el hecho será interpretado por EE UU. como una provocación, precipitando la guerra contra España.

Los periódicos estadounidenses culpan a España de la tragedia del Maine.


Desde hacía varios años, Washington pretende arrebatar a Madrid el control de la isla de Cuba. Al haber estallado hace dos días accidentalmente el acorazado Maine en el puerto de La Habana, los estadounidenses culpan a España de la tragedia. Han encontrado la excusa perfecta para la guerra. El “New York Journal” del 17 de febrero titula así su primera plana: “El Maine partido en dos por una máquina infernal del enemigo”. Otro periódico, “The World”, va más lejos: “La destrucción del Maine -dice- es razón suficiente para dar orden a nuestra escuadra de zarpar para La Habana y exigir una indemnización en el plazo de veinticuatro horas bajo amenaza de bombardeo.” A partir de entonces, se lanza una campaña contra España para descubrir quién y cómo ha volado el Maine. Los gritos de guerra, son: “Recuerden el Maine” y “Al infierno con España”

Por los datos recogidos la explosión del Maine ha sido interna y se ha producido en los pañoles.


La conclusión de los norteamericanos es adoptada sin tener en cuenta la declaración del ingeniero jefe de la Armada, George Melville, que asegura que por los datos recogidos la explosión ha sido interna y que se ha producido en los pañoles (compartimentos de un buque destinado a almacenar vívieres, municion, etc) que guardaban la munición del barco. Esta opinión, además, es compartida por otros altos oficiales estadounidenses, como su antecesor en el cargo, B.F. Isherwood, el almirante Gherardi o Philip Alger, especialista en armamento de la Navy. Este último manifiesta en el Washington Star que se habrían incendiado las carboneras y que el fuego habría afectado a la munición almacenada en la santabárbara (en las embarcaciones, pañol destinado a custodiar pólvora y municiones)

La prueba más concluyente de la comisión estadounidense es la declaración de algún testigo.


La prueba más concluyente de la comisión estadounidense es la declaración de algún testigo que, días antes de la explosión, ha oído en La Habana a unos oficiales españoles manifestar que deseaban hundir el Maine porque su llegada era una humillación. En realidad, el informe norteamericano no culpa directamente a España del atentado. Ya en el primer parte enviado a Washington el capitán Sigsbee menciona la ayuda prestada por los españoles tras la explosión, resaltando que han arriesgado sus propias vidas para atender a los supervivientes.

Los norteamericanos aseguran que la explosión del Maine ha sido debida a minas colocadas en el navío.


Se hace público el informe norteamericano por el que la explosión del Maine ha sido debida a minas colocadas en el exterior del navío. Pero su labor investigadora deja mucho que desear. Los oficiales recogen testimonios de los supervivientes, del capitán Sigsbee, de los buzos que inspeccionan el casco y de testigos directos en La Habana, pero no contrastan la información obtenida con ningún experto en la materia. Por otra parte, la comisión española no es autorizada a examinar el casco y el interior del Maine, cuyos restos son dinamitados y hundidos por el capitán Sigsbee.

Los españoles intentan negociar por el tema de Cuba, pero los magnates americanos quieren la guerra.


La crispación llega a tal punto en EEUU. que los medios de comunicación y los círculos políticos radicales critican duramente al secretario de Estado, John D.Long, por descartar la responsabilidad española en el incidente del Maine. Las voces de Henry Cabot Lodge y el Secretario de Guerra de la Marina, Teodoro ROOSEVELT, insisten en la necesidad de la guerra. El presidente McKINLEY que en principio no está dispuesto a declarar la guerra, pide varias concesiones para los EEUU. de manera que se evite la guerra. Entre éstas están la negociación con los rebeldes cubanos, desmantelar los campos de concentración en Cuba y la participación de los EEUU. en las negociaciones de los rebeldes y el gobiemo español en Cuba. Los españoles prácticamente aceptan todas estas imposiciones e intentan negociar, pero los magnates americanos quieren la guerra.

España declara la guerra a EEUU. por su bloqueo sobre Cuba.


Ante el bloqueo naval impuesto por EE.UU sobre Cuba como represalia por la explosión del acorazado Maine en el puerto de La Habana, España le declara la guerra. Dos días más tarde, EE.UU. corresponderá con otra declaración.

EEUU pelearán la guerra de Cuba con miras a proteger sus negocios en el resto del mundo.


Después de que los EEUU. han visto a Inglaterra, Alemania, Francia y Bélgica expandir sus imperios en el mundo, los EEUU. pelearán esta guerra con miras a proteger sus negocios en el resto del mundo, a proveerse de minerales, a adquirir tierras para cosechar frutos, tabaco y azúcar. También tienen ya en mente la construcción del Canal de Panamá y necesitan bases en el Caribe con las que proteger esta vía de comunicación de vital importancia para su comercio y su defensa.