Antes de que Cristóbal COLÓN vea la luz de este mundo, es cosa unánimemente aceptada, desde el punto de vista académico, que la tierra es esférica. Tal creencia no sólo no admite discusión entre expertos, sino ni tan siquiera entre simples aficionados a la geografía, cosmografía o astronomía. Sin embargo, en cuanto a lo tocante a la configuración del globo terráqueo, a la distribución de tierras y mares, a las dimensiones de océanos y continentes, a la habitabilidad o no de algunas zonas, a la fantasía literaria de los antípodas, de ciertos lugares bíblicos o de islas misteriosas sembradas en el océano desconocido existen no pocas discrepancias agrandadas con el paso del tiempo y los avances náuticos. El siglo XV y la época de los grandes descubrimientos geográficos de portugueses y españoles significa una conjunción armoniosa entre lo que se sabe o cree y la experiencia de unos hombres temerarios llamados descubridores, COLÓN entre ellos.
CRISTÓBAL COLÓN (Viajero)
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COLÓN nace en Génova (?), o en sus proximidades, en el año 1451. Es el mayor de cinco hermanos.
Varias tierras y países se disputan el honor de ser la cuna del gran navegante Cristóbal COLÓN -Galicia, Extremadura, Catalunya, Suiza, etc- pero la mayor parte de historiadores y biógrafos se inclinan por aceptar que COLÓN nace en Génova, o en sus proximidades, entre los años 1436 y 1456. Es el mayor de los cinco hijos del matrimonio formado por Domenico Colombo, tejedor de oficio, y Susana Fontanarossa. El dato se basa, sobre todo, en algunas afirmaciones escritas del propio COLÓN y en documentos hallados en Génova en los que supuestos parientes le piden favores y ayudas para instalarse en España. Pero el hecho es que el personaje jamás hace alusión a sus padres o abuelos, ni precisa datos sobre su infancia y juventud. Aceptado el nacimiento genovés de COLÓN, sorprende que no escriba jamás en lengua italiana, ni siquiera a sus compatriotas, y lo haga siempre en castellano o latín.
Según el propio COLÓN, se embarca por vez primera a los catorce años y navega por todo el Mediterráneo.
A pesar de la afirmación de su hijo Hernando, no hay ninguna prueba de que COLÓN estudiara en la universidad de Pavía; probablemente aprende las primeras letras en Génova, y después, con los viajes y lecturas, adquiere una cultura autodidacta y grandes conocimientos de cosmografía, astronomía y geometría. Según afirmación del propio COLÓN, se embarca por vez primera a los catorce años y navega por todo el Mediterráneo, llegando hasta Chíos.
COLÓN tiene entre 1472 y 1476, actividad corsaria al servicio del conde de Provenza, René d’Anjou.
De los relatos biográficos del hijo de COLÓN, Hernando, y de fray Bartolomé de las Casas, se deduce que COLÓN tiene entre 1472 y 1476, actividad corsaria al servicio del conde de Provenza, René d’Anjou. Quizá esta actividad como pirata y corsario por estos años sea la causa de que se corra un tupido velo sobre el pasado de Colón, como un borrón que ha interesado ocultar.
Creyendo que ha llegado el momento de emprender fortuna, Colón fija su residencia en Portugal.
En la fecha, COLÓN, cuando navega protegiendo un convoy mercante que cubre la ruta de Génova a Flandes, su barco es atacado y hundido por una escuadra francesa a la altura del cabo de San Vicente. COLÓN consigue alcanzar la costa portuguesa de Lagos, a unas dos leguas de distancia (unos once km.). Desde allí pasa a Lisboa. Creyendo que ha llegado el momento de emprender fortuna, fija allí su residencia, quizá por hallarse en la antesala del mar en que quiere penetrar.
Colón afirma que navegando por el oeste puede llegarse a las Indias. Juan II de Portugal lo rechaza.
Mezcla de soñador y de pragmático, COLÓN afirma que navegando por el oeste puede llegarse a las Indias, recorriendo un camino más corto del habitual por oriente. Debido a la tradición náutica lusitana, COLÓN presenta su proyecto al monarca JUAN II de Portugal. Pero su propuesta es rechazada en 1484, después de que una comisión de expertos llega a la conclusión de que no tiene suficiente base científica. Por otra parte, en este momento a Portugal se le ofrecen dos posibles rutas hacia la India: continuar la ruta descubierta por Bartolomé Díaz a través del Océano Índico, o bien aceptar la idea de Cristobal COLÓN. Portugal rechaza el proyecto de COLÓN ya que lógicamente esta nación puede estar confiada en que sigue la ruta adecuada a través del occidente africano.
La conquista de Constantinopla por los turcos, entorpece la Ruta de la Seda.
Desde la época romana existe una «Ruta de la Seda» por la que llegan a Europa, además de la seda, las especias, las joyas, los perfumes y otros lujos orientales. En el siglo XIV, en el momento de mayor demanda de estos productos, la ruta queda estrangulada por dos convulsiones políticas: la conquista de Constantinopla por los turcos y la islamización de los tártaros. Los mercaderes genoveses, venecianos e incluso catalanes dedicados al comercio de Oriente se arruínan de la noche a la mañana. La demanda crece, la oferta cae en picado, y unos productos que siempre han sido caros se ponen por las nubes.
El país europeo que encuentre el modo de llegar a Oriente por mar, se hará rico.
Por si esto fuera poco, el auge del comercio y la nueva riqueza europea demandan más oro, pero Europa produce poco y de África llega el de siempre, insuficiente para satisfacer la creciente demanda. Se impone buscar nuevas rutas comerciales que aseguren el suministro de especias y oro. El país europeo que encuentre el modo de llegar a Oriente por mar, la única alternativa posible a la ruta terrestre tradicional, se hará rico, inmensamente rico. ¿Por dónde llegar a Oriente? Además, como se desconocen el café, el té, el limón y el azúcar, los sabores resultan tan monótonos que sólo las especias pueden prestar cierta variedad a los platos. La adición de distintas proporciones de pimienta, clavo, cardamomo y nuez moscada permiten confeccionar cinco o seis platos diferentes a partir de la misma carne simplona. Por otra parte, como no existe refrigeración que retarde la descomposición de la carne, disimulan sus olores y sabores putrefactos. Del mismo modo, la dudosa cerveza se adoba con jengibre, el vino avinagrado y picado, con canela y clavo, etc…
Colón, abandona Portugal y busca el apoyo de la corte de Castilla para llevar adelante sus ideas.
COLÓN abandona Portugal que ha rechazado sus ideas sobre cómo llegar más rápido a las Indias y se dirige al reino de Castilla, llegando a Palos de Moguer, desde donde se encamina al cercano convento de la Rábida. En él conoce a unos hombres que le prestan un decidido apoyo a su empresa: fray Juan Pérez, fray Antonio de Marchena y el médico Garci Fernández. Después de examinar su proyecto, le proporcionan los medios para una audiencia con los Reyes Católicos. (Otras versiones nos dicen que habiéndose casado COLÓN con Felipa, emparentada con los Branganza, autores del intento de derrocamiento del rey portugués JUAN II, en 1482, le obliga a exiliarse a Castilla a pesar de que Felipa ya ha muerto). Sea como sea, COLÓN busca inmediatamente el apoyo de la corte para llevar adelante sus ideas.
Colón tercamente se mantiene en sus trece convencido de sus cálculos.
COLÓN, debido a su deficiente cultura, ignora cuestiones científicas elementales y basa su proyecto en cálculos erróneos. Por ejemplo, cree que la circunferencia de la Tierra mide algo menos de 30.000 km (cuando en verdad tiene 40.000). Siguiendo a Marco Polo, concluye que Asia llega mucho más al Este de lo que se extiende en realidad. Así, pues, deduce que si se navega hacia el Oeste a través del océano Atlántico, los barcos tendrán que recorrer menos de 5.000 km, un viaje mucho más corto que la circunnavegación de África. Naturalmente, dicha circunnavegación permite ir costeando y establecer puntos en tierra para descansar y abastecerse; en cambio, la ruta propuesta por COLÓN obliga a una travesía oceánica ininterrumpida, que si bien resulta más corta implica muchas más dificultades y peligros. Según Colón, el océano sólo tiene 1.125 leguas de anchura (por eso cuando llegue a América creerá estar en Asia, le sobra el océano Pacífico). Los cosmógrafos portugueses, y luego los españoles, cifran esta anchura en en más del doble, exactamente 2.495 leguas. Una carabela no puede recorrer tanta distancia sin escalas intermedias, por lo tanto rechazan el proyecto. COLÓN tercamente se mantiene en sus trece.