El “Edicto de Tesalónica”, por TEODOSIO I, confirma el cristianismo como religión de Estado.


Por el “Edicto de Tesalónica” (Cunctos populos), promulgado, en la fecha, por el emperador romano de Oriente TEODOSIO I el Grande, se establece el catolicismo como religión de Estado en el Imperio, terminando con los últimos restos de paganismo y constituyendo el final de la evolución del Imperio romano enteramente cristianizado. Dice el decreto: “es voluntad de los emperadores que todos profesen la religión que Pedro transmitió a los romanos y es la profesada por Dámaso. Creemos en una sola divinidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, con idéntica majestad y Santa Trinidad”. El emperador se sitúa con claridad en la fe de Nicea y prepara el tema que se debatirá en el concilio convocado en Constantinopla para mayo de 381. Así, pues, quien erige al catolicismo como religión oficial del Estado es TEODOSIO I, ya que Constantino I se había limitado, con el “Edicto de Milán” en 313, únicamente a prohibir que se persiguiese a los cristianos y a ofrecer una libertad de culto.