La nave real, dañada por un temporal, regresa a puerto pocos días después, pero el resto de la expedición, que queda a las órdenes de los bastardos Pedro Fernández y Fernán Sánchez, llega hasta S.Juan de Acre, regresando en 1270 sin haber obtenido ningún resultado positivo. JAIME I recuerda, sin duda, aquellas palabras que el Soberano Pontífice le había dirigido hacía poco: «Si bien hemos sabido con alegría que os proponéis ir en auxilio de Tierra santa, queremos que sepáis que el Crucificado no acepta el servicio de quien, maculándose con un contubernio incestuoso, le crucifica de nuevo». Pues era público que una mujer, como siempre (ahora Berenguela Alfonso), estaba mezclada en la vida de JAIME. «Vencedor de tres reyes, vencido por una mujer», había dicho sarcástico el Santo Padre»
CRUZADA DE JAIME I PARA RESCATAR EL SANTO SEPULCRO (1269)
Total de piezas: 3
Sale del puerto de Barcelona una cruzada a Tierra Santa dirigida por JAIME I
Desde el año 1245 la Iglesia de Roma está interesada en que JAIME I, victorioso ante los sarracenos de Mallorca y Valencia, protagonice una cruzada a Tierra Santa. El conde-rey tiene, de momento, otros asuntos más urgentes que atender y hasta 1269 no se dedica seriamente a organizar la empresa. Su familia no lo ve con buenos ojos, pero él se entusiasma con la idea y prepara una expedición de tres grandes naves, doce galeras y un gran número de otros barcos con los cuales sale del puerto de Barcelona el 4 de setiembre de 1269.
A pesar de su fracaso, JAIME I no olvida la cruzada a Tierra Santa. Por este motivo acepta participar en el II Concilio Ecuménico de Lyon.
A pesar de su fracaso, JAIME I no olvida la cruzada a Tierra Santa. Por este motivo acepta participar en el II Concilio Ecuménico de Lyon. JAIME I, único que asiste personalmente, toma asiento junto al trono pontificio. La cruzada que tenía que ser uno de los temas principales de la reunión, es recibida con indiferencia por la mayoría de los asistentes. Así, pues, JAIME I ante las pocas posibilidades de que se organice un ejército para ir a Tierra Santa y dado que el papa tampoco se encuentra dispuesto a coronarlo, como parece que es su deseo, debido a la atrasada deuda que Aragón tiene como vasallo de la Santa Sede, JAIME I toma la decisión de abandonar una reunión que le comporta muchos gastos y ningún beneficio.