CAPETOS EN FRANCIA (987-1328)

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Sube al trono de Francia HUGO I Capeto (987-996).


Sube al trono de Francia HUGO I Capeto (987-996). HUGO Capeto -así llamado por la capa que solía llevar- será el primer soberano de la casa de los capetos. Hijo de Hugo el Grande y de su esposa Hedwige de Sajonia, será heredero de la poderosa Casa Robertina, linaje que compite por el poder con las grandes familias aristocráticas de Francia en los siglos IX y X. HUGO es elegido rey, no porque sea poderoso, sino precisamente porque no es suficientemente fuerte como para someter a los otros príncipes territoriales; de hecho, se asegura la elección sólo por ceder la mayoría de sus tierras a sus electores. Tiene que defender el trono contra las ambiciones del Sacro Imperio Romano y los pretendientes de estirpe carolingia. Para ello compra el apoyo de sus vecinos feudales con la concesión de grandes feudos. La nueva dinastía francesa tiene un objetivo muy claro: el territorio nacional está dividido, despedazado por una serie de soberanías locales; hay, pues, que reconstruir su unidad. Es durante siglos el objetivo primordial de la dinastía de los capetos. Con los «capetos» ya no es preciso referirse al país como el reino franco occidental. Ahora podemos llamarlo «Francia».

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El arzobispo de Reims, apoya y corona como rey de Francia a HUGO Capeto. Cambio de dinastía.


En la fecha, el arzobispo de Reims, Adalberón, corona como rey de Francia a HUGO Capeto y lo apoya frente a CARLOS de Lorena el hermano del fallecido Lotario que junto a su hijo, el también fallecido Luis V han sido los últimos reyes de ascendencia carolingia. Así, pues, la dinastía de los Capetos sustituye a la dinastía carolingia en el trono. La nueva dinastía permanecerá en el trono francés durante los siguientes ocho siglos. Por otra parte, el emperador OTÓN III reconoce el título de HUGO Capeto, y éste, en reconocimiento, entrega Lorena al emperador. (Lorena es cuanto quedaba del reino situado en el centro, heredado por el primogénito de Carlomagno; un reino que ha sido objeto de disputas desde entonces entre los francos orientales y occidentales.)

Las gestiones de BORRELL II cerca de la corte francesa deben seguir con el nuevo rey HUGO I Capeto.


Las muertes de Lotario en 986 y de Luis V, su hijo y sucesor, en 987, hacen que las gestiones de BORRELL II cerca de la corte francesa solicitando ayuda ante la ofensiva musulmana, sean intentadas de nuevo a través del famoso monje GERBERTO de Aurillac (futuro Silvestre II) con el futuro nuevo rey HUGO I Capeto.

HUGO I Capeto contesta a las peticiones de BORRELL II imponiendo sus condiciones.


HUGO I Capeto contesta a las peticiones de BORRELL II mediante una carta escrita a principios de este año. El sentido de esta carta es bien claro, HUGO I proyecta una expedición de ayuda para l?os próximos meses y fiándose poco de las promesas hechas en momentos de peligro, quiere tomar toda clase de garantías y pide que cuando BORRELL II sepa que su ejército acampa por Aquitania, vaya a su encuentro con poca gente para confirmar la fidelidad prometida y entren juntos en tierras de la Marca. Si está de acuerdo con ello debe enviarle legados lo antes posible.

Acaba, de hecho, el dominio franco sobre los condados de la Marca Hispánica.


Mientras tanto, BORRELL II llega a conocer que la política expansiva de ALMANZOR toma otra dirección, hacia el Centro y Oeste de la Península, y que, por tanto, los condados de la Marca Hispánica quedan fuera de nuevas amenazas. Así, pues, el conde BORRELL ni envia la legación solicitada por el rey francés para antes de la Pascua, ni tiene ocasión de ir a Aquitania como también así lo demandaba el propio HUGO I. Por otra parte, a HUGO I le salen nuevas complicaciones con la revuelta carolingia de CARLOS de Lorena, por lo que tampoco puede cumplir lo estipulado por él mismo. BORRELL considerará que su vinculación a los francos es puramente nominal, por lo que de hecho puede considerarse desvinculado de los mismos.

HUGO CAPETO asocia al trono a su hijo ROBERTO. No existe el poder central.


La Francia occidental se encuentra definitivamente separada del Imperio y el primer Capeto, HUGO Capeto, como sus sucesores, pondrá toda su energía en crear una dinastía continua, consolidando su poder sobre sus dominios y asociando al trono a su hijo ROBERTO el día de Navidad del año 987. Se ha de tener en cuenta que en menos de un siglo el reino de Francia se ha dividido en principados independientes dirigidos por duques y condes que acuñan monedas y reclutan ejércitos. No existe el poder central. HUGO I Capeto es señor de la Île-de-France, pero los señores saqueadores, que se parapetan detrás de sus torreones, burlan su propio dominio. Hasta el siglo XII, tan sólo se obedecerá al rey en los alrededores de París. Más lejos, comienzan las tierras de los señores que a veces tienen un poder mayor al suyo, como el duque de Normandía que es rey más allá de la Mancha.

Los condes de Barcelona no se atreverán nunca a atribuirse el título de rey.


La circunstancia de que la desaparición del dominio real franco sobre los condes y condados del Nordeste de la península Ibérica sea una cuestión de hecho y no tenga una formulación jurídica hasta más tarde, concretamente en 1258 (Tratado de Corbeil, entre S.Luis y Jaime I el Conquistador), es de unas consecuencias transcendentales. La alta soberanía del rey de Francia, por muy inoperante que sea, no por eso ha legalmente desaparecido. Los condes de Barcelona, haciendo honor a la tradición de juricidad que habrá de ser una característica muy acusada de Catalunya, no se atreverán nunca a atribuirse el título de rey; les hubiera parecido una usurpación, pues en estricto derecho no había caducado la realeza del rey de Francia sobre los condados de la Marca. De ahí, que los condes de Barcelona continúen llamándose condes de Barcelona y no reyes. Y hecho este tema tradición, esta costumbre durará para siempre.

BORREL II se titula «per la gràcia de Déu duc ibèric i marquès”. Significa que se considera independiente.


BORRELL II no renueva el pacto de vasallaje con el nuevo rey franco, HUGO CAPETO. BORREL II se titula «per la gràcia de Déu duc ibèric i marquès», lo que significa que no considera que exista dependencia o subordinación respecto a cualquier otro príncipe. (Algunos historiadores opinan que la afirmación de BORREL II, sin contener una declaración expresa de independencia, políticamente se puede tomar como la fecha, dada la primacía del Condado de Barcelona, del nacimiento de la nacionalidad catalana.)

De la “Paz de Dios” se deriva la “Tregua de Dios”, proclamada por vez primera en el sínodo de Charrou.


La «Paz de Dios» no consiste solamente en vivir pacíficamente, sino también en defenderse; evitar las guerras, pero también conservar la paz con la guerra. De la “Paz de Dios” se deriva la “Tregua de Dios”, proclamada por vez primera en el sínodo de Charroux (989), y difundida en toda Europa por los cluniacenses: Durante determinado tiempo, inicialmente en Semana Santa y Cuaresma y después durante varios meses, se suspenden todas las actividades guerreras.

HUGO Capeto hace elegir a un sobrino de CARLOS de Lorena, Arnulfo, como nuevo arzobispo de Reims.


En Francia, el nuevo rey en un intento de aislar a CARLOS de Lorena y sus partidarios carolingios hace elegir, en 989, a un sobrino de este, Arnulfo, como nuevo arzobispo de Reims. Sin embargo Arnulfo traiciona a HUGO Capeto y se pasa al bando de su tío Carlos. El Papa JUAN XV, se niega a deponerlo al considerar que tanto la investidura como la deposición de los obispos es una prerrogativa que le incumbe únicamente a él.