La siguiente Asamblea recibe el nombre de Asamblea Legislativa. Consta de 745 hombres nuevos (la Constituyente ha prohibido la reelección de sus miembros) entre los cuales los representantes de la aristocracia son muy escasos. Ahora el sector más a la derecha lo constituye la facción «feuillant» (donde se incluyen los antiguos constitucionales como LA FAYETTE que se han separado de los jacobinos y que se reúnen en el convento de los fuldenses de París), que manifestaba un total apoyo a la letra de la Constitución de 1791, y por tanto, representa el continuismo de la línea política anterior. La fracción mayoritaria (350 miembros) es la Centrista, sin una línea clara, que les permite oscilar entre unos y otros sirviendo de contrapeso. Y, por último los jacobinos ocupan el espacio más a la izquierda, dividiéndose a su vez en varias fracciones: los girondinos en torno a BRISSOT, de carácter más moderado; el grupo de CARNOT y COUTHON, más democráticos que los anteriores; y el grupo «Cordelier», el más radical y próximo a las reivindicaciones populares.
REVOLUCIÓN FRANCESA (1788-1799)
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La Asamblea Nacional Constituyente se disuelve proclamando «el término de la revolución».
La Asamblea Nacional Constituyente se disuelve proclamando «el término de la revolución» y se convocan las elecciones para la siguiente. La Asamblea Nacional Constituyente ha aprobado 2500 leyes y reorganizado totalmente la administración de Francia. Su principal error desde un punto de vista social ha sido prohibir al pueblo trabajador unirse y formar asociaciones «para sus llamados intereses comunes». Mal conducidos por su espíritu individualista y su odio a ciertos abusos de las viejas corporaciones, los Constituyentes no han entendido que el mundo del trabajo debe organizarse y por ello son responsables de la anarquía económica que reinará durante el siglo diecinueve.
La Asamblea Legislativa francesa se reune por primera vez . Empiezan a aparecer facciones.
La Asamblea Legislativa francesa se reune por primera vez el 1 de octubre de 1791. Pronto comienzan a aparecer facciones dentro de la Asamblea. El aristócrata Jaques Cazales y el abad Jean-Sifrein Maury encabezan un grupo derechista opuesto a la Revolución. Otros, como Jean Mournier, el Conde de Lally-Tollendal, el Conde de Clemont-Tonnerre y el Conde de Virieu, forman un grupo denominado «Demócratas Realistas», que aboga por el establecimiento de un régimen parecido al británico. Por otra parte, Mirabeau, Lafayette, Jacques Leixirk y Bailly representan el ala centro-izquierdista de la asamblea. No faltan los radicales izquierdistas entre los que destaca el abogado Maximiliano Robespierre.
La crisis económica continúa: el pan es escaso y caro, el trabajo no abunda.
La crisis económica continúa: el pan es escaso y caro, el trabajo no abunda. Además la Constitución sólo ha dado el derecho al voto a los «ciudadanos activos» y, para serlo, es necesario tener una buena posición económica. Por este motivo, una gran masa de gentes pobres de las ciudades, manejados por los políticos más extremistas, mantienen, especialmente en París, un clima de agitación política. Estos hombres, a los que se llamará «sansculottes», está dispuestos a seguir la Revolución esperando sacar de ella algún provecho. («Sansculotte»: Durante la Revolución Francesa los hombres de las clases populares en las ciudades abandonan el calzón corto propio del siglo XVIII, que era llamado «culotte» y adoptan el pantalón de paño, generalmente a rayas. Fijándose en esta característica los militantes revolucionarios pertenecientes a las clases populares adoptan este nombre: «sansculotte».)
En Francia, la situación política evoluciona rápidamente a lo largo del otoño y del invierno de 1791-1792.
En Francia, la situación política evoluciona rápidamente a lo largo del otoño y del invierno de 1791-1792. A pesar de las reticencias de buena parte de los miembros de la Asamblea Legislativa, ésta, debido a las presiones del pueblo no tiene más remedio que aceptar algunas de las reclamaciones populares, en las que prevalecen las consignas de los grupos jacobino y «cordelier» (minoritarios en la Asamblea). Así, se adoptan decretos contra los emigrados -a quienes se amenaza con la confiscación de sus bienes- y contra el clero refractario -a quienes se obliga a prestar el juramento cívico-. Pero las dificultades económicas subsisten y en toda Francia estallan revueltas a causa del hambre. Las mujeres reclaman el bloqueo de los precios y que se establezca la tasa del precio de los artículos de primera necesidad, al tiempo que se va complicando y extendiendo el peligro contrarrevolucionario, animado por la conducta del monarca y de las potencias absolutistas europeas.
La falta de pan y su alto precio vuelven a protagonizar estallidos de violencia revolucionaria.
Tumultos en las calles y tiendas de alimentación de las ciudades a causa del azucar y del café que, sin ser productos de primera necesidad, eran de difícil sustitución y formaban parte del hábito culinario. Con todo, la falta de pan y su alto precio volverán a protagonizar, a lo largo de 1792, los estallidos de violencia revolucionaria. Pero, además, la educación cívica y política que el pueblo estaba recibiendo desde mediados de 1790 en los clubes y secciones patrióticas, por parte de los sectores más demócratas y radicales de la burguesía, había iniciado a las masas en un sentimiento anticlerical y de oposición a la monarquia.
Austria y Prusia firman una alianza contra los revolucionarios franceses.
Una Carta papal del 19 de Marzo de 1792, renueva la condena de la Constitución Civil del Clero.
Una Carta papal (PÍO VI) del 19 de Marzo de 1792, renueva la condena de la Constitución Civil del Clero e impone excomunión mayor a todos aquellos sacerdotes juramentados que no se retracten dentro de los sesenta? días, y a todos los Católicos que permanezcan fieles a estos sacerdote.
Varios asuntos pueden servir de pretexto al desencadenamiento de la guerra entre Francia y la Iglesia.
Tres asuntos pueden servir de pretexto al desencadenamiento de la guerra entre Francia y la Iglesia. El asunto de Aviñón enfrenta a Francia con el papa PÍO VI. Los habitantes del enclave se han sublevado contra las autoridades pontificias y piden su incorporación a Francia. El asunto de los príncipes con posesiones en Alsacia afecta al Imperio: algunos nobles, súbditos del emperador han conservado derechos feudales en Alsacia después de la anexión francesa en el siglo XVII. El tercer asunto, el de las concentraciones de emigrados en las ciudades renanas, ha provocado ya una protesta francesa en diciembre de 1791.
El entusiasmo revolucionario impulsa a la guerra. Quieren que toda Europa se beneficie de sus logros.
En Francia, en la Asamblea legislativa, se acentúa la presión de la izquierda y el rey obra en consecuencia, en la fecha escoge a sus ministros en el partido de BRISSOT (girondinos). Estos son partidarios de la guerra, a la inversa del grupo «Cordelier», dirigida por ROBESPIERRE. De hecho, el problema de la guerra se plantea menos por presión del exterior, mucho más por deseo de los diputados, del rey y de los hombres políticos, ya que la guerra aparece como una solución ideal de los problemas de política interior y era -sobre todo para el rey- una buena excusa para la penetración de las tropas absolutistas en Francia y la restauración del antiguo régimen. Por otra aprte, LA FAYETTE o DUMOURIEZ, que también están de acuerdo con la guerra, ven en ella el medio de adquirir gloria. Para muchos el entusiasmo revolucionario y patriótico impulsa a la guerra ya que quieren que toda Europa se beneficie de los logros de la Revolución. La corte también empuja hacia la guerra

