Con un Ejército Blanco amenazando Ekaterinburgo, el gobierno bolchevique de Moscú teme que el ex zar NICOLÁS II pueda ser liberado, y que las fuerzas anticomunistas se unan en torno a él en un arranque de entusiasmo. Por ello, autoriza el juicio y ejecución del ex zar, pero el soviet local de Ekaterinburgo decide unilateralmente fusilar a toda la familia. El zar ha abdicado un año antes y la cruda realidad es que nadie, ni dentro ni fuera de Rusia, le añora.