Vacante el trono pontificio, es elegido, por unanimidad, en la sesión XXXIX del Concilio de Constanza, por un Colegio Electoral compuesto de 23 cardenales -de las tres obediencias- y treinta prelados procedentes de Italia, Francia, Inglaterra y España, Otto Colonna que adopta el nombre de MARTIN V (11/11/1417 – 20/2/1431). Este papa recibe, definitivamente, la obediencia de toda la Iglesia, lo que pone fin al llamado Cisma de occidente. Los decretos adoptados son confirmados por el papa con algunas restricciones, por lo que no queda aprobado el decreto de la sesión quinta sobre la superioridad del Concilio. Con la reunificación del papado en Roma por el Concilio de Constanza, se fijó a posteriori que la línea de Aviñón se consideraría no canónica. El Concilio termina con la proclamación de la bula «Frequens» que ordena la celebración de otro Concilio general en Pavía, a los cinco años; luego otro, a los siete y, en los sucesivo, cada diez años deberá reunirse el concilio general.
BENEDICTO XIII (Antipapa) (1394-1423)
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Restablecida la paz de la Iglesia, la presencia del papa -ya antipapa- de Peñíscola es una incomodidad.
Restablecida la paz de la Iglesia, la presencia del papa -ya antipapa- de Peñíscola es una incomodidad manifiesta para el rey ALFONSO V, que, sin embargo, no quiere utilizar la fuerza contra el que ha sido el valedor de los Tratámara en el compromiso de Caspe. Ya que no se fía de la política mediterránea del nuevo papa MARTÍN V, deja que BENEDICTO XIII viva tranquilamente en Peñíscola (Castellón) a donde ha mudado la sede papal, en el antiguo castillo de la Orden del Temple. Benedicto XIII, aún abandonado de todos, en ningún momento deja de considerarse el legítimo Papa. El episodio en su conjunto convierte al Papado en el hazmerreír de Europa, y la institución precisará largo tiempo para recobrarse.
Fallece Benedicto XIII (Pedro Martinez de Luna) en Peñíscola (Castellón).
Fallece a los 94 años de edad, el Papa BENEDICTO XIII (Pedro Martinez de Luna) en en el Castillo de Peñíscola (Castellón). Se mantuvo hasta el final en sus trece y de ahí, precisamente, viene el dicho popular.