FRANCO, consciente de la unidad necesaria para la victoria, procede a unificar a carlistas y falangistas. En la fecha, el general FRANCO publica un decreto que unifica todos los movimientos, grupos y milicias que luchan por la causa de los franquistas en una sola entidad: Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (FET y de las JONS). El resto de las formaciones políticas son suprimidas. El general FRANCO se convierte en jefe del nuevo partido y designa a Hedilla -que no está de acuerdo con la unificación realizada- vocal de la Junta Política que él mismo preside. La nueva organización es concebida como un Movimiento al que se incorporan los principios ideológicos de la primitiva Falange. Así, los “26 Puntos” de Falange, se convierten en la base programática del nuevo Estado nacional. (Falange Española Tradicionalista era el partido resultante de la unificación de Falange Española y de la Comunión Tradicionalista). Posteriormente,  rebelión de  los dirigentes de ambos movimientos: el carlista Fal Conde, que será desterrado, y el falangista Manuel Hedilla, condenado a muerte (después indultado)

Manuel Hedilla se enfrenta a la decisión tomada en cuanto a la unificación de la Falange, y el día 25 es encarcelado junto a otros 30 falangistas. El día 9 de mayo se iniciará el proceso judicial.

El día 5 de junio se dicta sentencia contra Manuel Hedilla y los 30 falangistas detenidos el 25 de abril: pena de muerte para él y para otros tres falangistas más. Poco después, la pena de muerte será conmutada por la de cárcel, donde permanecerán hasta 1946.

Antes del comienzo de la Guerra Civil, en 1936, el falangismo catalán es casi inexistente. De hecho, se limitaba a un pequeño núcleo barcelonés y a algunos otros militantes aislados por el resto del Principado. Durante la guerra se produce la unificación forzosa entre la Falange y los carlistas (1937). Al acabar la contienda, pese a que dispone de muchísimos medios, el ideario falangista no consigue demasiadas adhesiones convencidas. Entre los falangistas catalanes destacarán personas como Lluis de Santa Marina, José Ribas Seva, José María Fontana y Mariano Calviño, entre otros. Estos dos últimos son miembros del ‘consejo nacional de Falange’, aunque su influencia en los órganos estatales del partido es muy escasa.

El 8 de agosto, FRANCO nombra un nuevo Gobierno. Sólo mantiene al ministro de la Gobernación -su cuñado, Ramón Serrano Súñer-, en quien confía más que en nadie y al ministro de Obras Públicas, Alfonso Pena Boeuf. Frente al anterior gabinete en el que sólo había dos falangistas, en éste hay cinco de los cuales tres son militares. El total de militares será de seis. Uno de ellos es el coronel Juan Lieigbeder, el nuevo ministro de Asuntos Exteriores, que ha obtenido sus credenciales neofalangistas cuando era alto comisario del Protectorado de Marruecos durante la Guerra Civil. Se nombran ministros diferentes para el ejército, la Marina y las Fuerzas Aéreas. Aparte de los nombramientos de falangistas y militares, las demás carteras se han adjudicado a monárquicos de indudable lealtad, entre eIlos el nuevo ministro de Justicia carlista, Esteban Bilbao, a quien más adelante se le adjudicará el mérito de haber acuñado la frase “Francisco FRANCO, Caudillo de España por la gracia de Dios”, que empieza a aparecer en las monedas españolas. La voz popular no tarda en cambiar la frase a “Francisco FRANCO, Caudillo de España por una gracia de Dios”.

Aunque al principio algunos tildan a este gobierno de España de falangista, evidentemente no lo es. El nuevo gabinete representa el típico balance que hace FRANCO entre las diversas familias ideológicas del Régimen. Lo más cercano que hay a una concentración del poder es el Ejército, aunque ni siquiera los militares tienen mucho poder corporativo, ya que cada militar nombrado se elige cuidadosamente según su personalidad, lealtad e identidad política para un puesto esencialmente individual. Durante toda la primera fase del Régimen hasta 1945, el personal militar acaparará un 45,9 por ciento de los nombramientos ministeriales y un 36,8 por ciento de todos los puestos más altos del Gobierno, concentrados sobre todo en el Ministerio de las Fuerzas Armadas y el de la Gobernación. Los falangistas tendrán un 37,9 por ciento de los nombramientos y sólo un 30,3 por ciento de los puestos más altos de aquellos años, concentrados sobre todo en la administración de la FET, en el Ministerio de Trabajo y el de Agricultura.

En España, el Régimen le da mucha importancia a la juventud, a la que siempre presta especial atención en su propaganda. En 1939 al Sindicato Español Universitario (SEU) se le otorga el monopolio de la organización estudiantil universitaria, para consternación de los grupos católicos. Por añadidura, el 16 de agosto de 1939 FRANCO aprueba la formación de una nueva agrupación juvenil, el Frente de Juventudes, pero no empezará a organizarse hasta el 6 de diciembre de 1940 e, incluso entonces, no se desarrollará del todo. Las actividades más destacadas del Frente de Juventudes serán los campamentos y los deportes. Según sus propias estadísticas, nunca llegará a movilizar a más del 13 por ciento de los chicos españoles y el 8 por ciento de las jóvenes, entre 7 y 18 años, ni siquiera en su momento culminante entre 1941 y 1942, y este porcentaje no hará más que decaer después.

Donde más influencia tiene la FET, después de los sindicatos, es en la prensa y la propaganda, que desde 1938 están dominadas por Antonio Tovar, subsecretario de Prensa del Ministerio de la Gobernación, y Dionisio Ridruejo, director general de Propaganda de la FET. Con el visto bueno de Serrano -que sigue supervisando todo lo referente a Gobernación y a la FET-, Tovar firma una orden el 1 de mayo de 1941, por la que se libera a todos los órganos informativos del Movimiento de la censura del Estado, creando así una prensa fascista independiente en España.

Es nombrado por Franco un nuevo gabinete ministerial. Los falangistas son sustituidos por los tecnócratas del Opus Dei. Es el triunfo de Laureano López-Rodó, pese a su amistad con Vila Reyes, promotor del escándalo Matesa.

Se constituye la asociación política Falange Española de las JONS.