Es importante señalar que si bien el presidente de México, Cárdenas, no ha puesto ninguna restricción a todos los que quieran acogerse a la hospitalidad mexicana, sí existen anomalías y preferencias por parte de determinados agentes consulares y diplomáticos mexicanos, que actúan de acuerdo con grupos políticos españoles. Se ponen trabas a algunos emigrados a causa de las disputas entre los dos organismos españoles de ayuda a los republicanos: el Servicio de Evacuación de los Republicanos Españoles (SERE) y la Junta de Auxilio a los Refugiados Españoles (JARE). El motivo: quién debía gestionar, y cómo, el tesoro que trasladó el barco «Vita» hasta México, con objetos de valor destinados a sufragar los gastos de instalación y mantenimiento de los exiliados. También cabe mencionar en este punto las dificultades impuestas por el gobierno francés a la marcha de los exiliados españoles, refugiados en Francia, hacia México.

La mayoría de los exiliados españoles después de la guerra civil de 1936 que van a México, aunque son repartidos indistintamente por todo el país, se instalan en Ciudad de México. Las casas regionales, fundadas anteriormente por emigrantes españoles, se llenan y engrandecen. El café se convierte en el lugar de tertulia y debate por excelencia -el Tupinamba, el Papagayo, el Latino, el Café de Brasil, etc-.

El Gobierno mexicano de Cárdenas reconoce a la República española en el exilio.

Se inicia, en la fecha, en Madrid, un homenaje a Lázaro Cárdenas, quien fue presidente de México y que acogió en su país a más de 20.000 exiliados españoles después de la Guerra Civil (1936-1939).