El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) se funda clandestinamente en Madrid por grupos de ideología marxista, el 2 de mayo de 1879, en torno a un núcleo de intelectuales y obreros, fundamentalmente tipógrafos, encabezados por Pablo IGLESIAS. Tiene un sector reformista (partidario de colaborar con los partidos republicanos de centroizquierda) y un sector revolucionario. Sus dirigentes más destacados serán Julián BESTEIRO, Indalecio PRIETO y Francisco Largo CABALLERO. El primer programa del nuevo partido político será aprobado en una asamblea de 40 personas, el 20 de julio de ese mismo año. El PSOE es así uno de los primeros partidos socialistas que se fundan en Europa, como expresión de los afanes e intereses de las nuevas clases trabajadoras nacidas de la revolución industrial. El PSOE derivará, a comienzo de siglo XX, hacia posiciones reformistas. Cuando un grupo de militantes catalanes intente integrar al socialismo posiciones claramente catalanistas, la dirección del partido lo rechazará, hecho que promoverá el nacimiento del USC en julio de 1923.
INDALECIO PRIETO (Socialista español)
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INDALECIO PRIETO, socialista, se sirve del desastre de Annual para atacar a la Corona.
Indalecio PRIETO, socialista, se sirve del desastre de Annual para atacar a la Corona. La conmoción que este desastre militar produce en la Península es terrible. ALFONSO XIII confia de nuevo la presidencia de un nuevo Gobierno de concentración a Antonio MAURA (1921-1922) con CAMBÓ en Hacienda. Con la Lliga se cuenta sólo en los momentos de emergencia.
PRIMO de RIVERA insinúa que podría crear un nuevo sistema de partidos cuyos ejes fundamentales fueran la Unión Patriótica y el socialismo.
En algunos momentos PRIMO de RIVERA insinuará que podría llegar a crear un nuevo sistema de turno de partidos cuyos ejes fundamentales fueran la Unión Patriótica y el socialismo. Pero esta relación con la Dictadura crea un importante elemento de división interna entre los socialistas. Siempre serán opositores a la Dictadura Indalecio PRIETO y Fernando de los Ríos; en cambio, practicarán el colaboracionismo desde fecha muy temprana los sindicalistas de aquellas regiones donde existen graves problemas por la readaptación económica de la posguerra, como es el caso de Manuel Llaneza, principal dirigente del sindicalismo minero asturiano. Largo Caballero irá adaptando su postura a los cambios producidos en el movimiento obrero: al principio fue muy colaboracionista y acabará siendo partidario de la República.
Conocidas figuras hasta entonces identificadas con la Monarquía parlamentaria, abandonan su defensa.
El protagonismo de la oposición al Gobierno corre del lado de la izquierda y, dentro de ella, de la moderada. Por estas fechas, en la UGT y en el Partido Socialista predomina la tendencia antimonárquica que representa Indalecio PRIETO, y la CNT comienza su reconstrucción cuando a nivel provincial se autoriza su legalidad. Pero lo más grave para el régimen es que las clases medias comienzan a mostrar un claro distanciamiento hacia la figura del Rey, a lo que contribuye la decepción sufrida por un buen número de antiguos personajes del régimen monárquico. Así, desde febrero a junio de 1930, conocidas figuras hasta entonces identificadas con la Monarquía parlamentaria, como Miguel Maura Gamazo, José Sánchez Guerra, Niceto Alcalá Zamora, Ángel Ossorio y Gallardo y Manuel Azaña, abandonaron su defensa para pasarse al republicanismo y, de manera apenas oculta, al golpismo.
Los nacionalistas vascos, no han aceptado la invitación para reunirse en San Sebastián con los republicanos.
En 1930 los nacionalistas vascos son mayoritariamente católicos conservadores que recelan de un futuro régimen republicano por su carácter laico o anticlerical y por el temor a una posible revolución social. Por eso, no han aceptado la invitación del socialista bilbaíno Indalecio PRIETO para sumarse al Bloque antimonárquico del País Vasco y no hacen nada por la instauración de la República, en la cual no creen. Además de la enorme distancia ideológica que separa al nacionalismo de las izquierdas en el año 1930, hay otro motivo que explica su ausencia en el «Pacto de San Sebastián»: desde la caida de la dictadura del general MIGUEL PRIMO de Rivera en enero de 1930, el nacionalismo vasco se desentiende por completo de la coyuntura política de transición que vive España y se dedica exclusivamente a su propia reorganización interna.
Se reúnen en un local de San Sebastián, los representantes del republicanismo de todo el Estado.
El 17 de agosto de 1930 se reúnen en un local de la calle Garibay de San Sebastián, los representantes del republicanismo (o sea, los no monárquicos de oposición) de todo el Estado para pactar la instauración de la República. A esta reunión, que posteriormente se conocerá como el “Pacto de San Sebastián”, acuden Alejandro Lerroux, del Partido Republicano Radical (PRR), aunque en este momento representando a la Alianza Republicana; Manuel Azaña, de Acción Republicana (AR), también representando a la Alianza Republicana, Marcelino Domingo, Álvaro de Albornoz y Ángel Galarza, por el Partido Republicano Radical-Socialista (PRRS); Niceto Alcalá Zamora y Miguel Maura, de Derecha Liberal Republicana (DLR); Manuel Carrasco i Formiguera, por Acció Catalana; Macià Mallol, por Acció Republicana de Catalunya; Jaume Aiguader, por Estat Català; Santiago Casares Quiroga por la Organización Republicana Gallega Autónoma (ORGA). Como invitados a título individual asistían Felipe Sánchez Román, Eduardo Ortega y Gasset e Indalecio PRIETO. Se acuerda, entre otras cosas, la creación del denominado Comité de la Conjunción, que pronto se transformará en Gobierno Provisional de la República.
Indalecio PRIETO pasa a defender en marzo de 1933 la salida pactada de los socialistas del Ejecutivo.
Significativamente, Indalecio PRIETO, hasta entonces el más firme partidario de la colaboración con los republicanos, pasa a defender en marzo de 1933 la salida pactada de los socialistas del Ejecutivo, a fin de evitar una posterior ruptura más violenta, y la formación de un Gobierno de concentración republicana, que mantendrá el apoyo parlamentario del PSOE. Pero la dirección caballerista del partido, deseosa de culminar la tarea que desarrolla en el Ministerio de Trabajo, se opone, alegando que ello abriría paso a la derecha antirreformista.
La Asamblea de Zumárraga simboliza el viraje del PNV de la derecha hacia el centro.
1934 es clave en la evolución política del PNV en la República, ya que marca su ruptura definitiva con la derecha católica (la Confederación Española de Derechas Autónomas de José María GIL ROBLES), enemiga del Estatuto vasco, y su primera aproximación a las izquierdas en la rebelión de los ayuntamientos vascos contra el Gobierno en defensa del Concierto económico. El 2 de septiembre de 1934, la Asamblea de Zumárraga, que congrega al socialista INDALECIO PRIETO (diputado por Bilbao) y parlamentarios del PNV y la Esquerra catalana, simboliza el viraje político realizado por el PNV, que le lleva desde la derecha en la que se encuentra hacia el centro. Pero el nuevo centrismo del PNV es más político que ideológico, pues mantiene incólume la doctrina aranista, no ha elaborado un nuevo programa que actualice el manifiesto tradicional de 1906 y continua siendo un partido confesional y conservador.
Insurrección armada socialista dirigida por Indalecio Prieto y Largo Caballero y cuya finalidad es implantar la dictadura del proletariado.
En octubre de 1934, tras eliminar al sector democrático del PSOE encabezado por Jullán Besteiro, se produjo una insurrección armada socialista dirigida por Indalecio Prieto y Largo Caballero y cuya finalidad era implantar la dictadura del proletariado. La excusa fue la entrada de ministros de la CEDA en el Gobierno, pero la realidad es que el golpe se estaba fraguando desde hacía ya varios meses, que en él participaron también otras fuerzas de izquierda y que pretendía eliminar cualquier posibilidad de gobierno de las derechas por más que éstas hubieran ganado las últimas elecciones y, por parte de la Esquerra, avanzar hacia la independencia. La falta de apoyo popular condenó la insurrección al fracaso en el curso de unas horas, con la excepción de Asturias, donde la alianza de socialistas, comunistas y anarquistas derivó en un auténtico estado de guerra civil. Puede decirse que a partir de este episodio la República no supo retomar un rumbo democrático que nunca había estado firmemente afianzado.
Dos ciudadanos extranjeros, Strauss (austriaco) y Perle (holandés) reclaman al Gobierno Lerroux una indemnización.
A pesar de que en España el juego está prohibido, dos ciudadanos extranjeros, Strauss (austriaco) y Perle (holandés) reclaman al Gobierno Lerroux una indemnización por las pérdidas que les ha ocasionado el haber sido retirada de los casinos una ruleta inventada por ellos. En los acontecimientos está directamente implicado un sobrino de Lerroux, cuyo papel ha sido determinante para que Strauss y Perle introdujeran su invento en España. Los sobornos han alcanzado la cifra de cinco mil pesetas y algunos relojes pero se convertirán en un escándalo que superará con mucho la gravedad del asunto.