El proyecto del Estatut de Catalunya, retocado por la Comisión de Estatutos del Congreso de los Diputados, pasa a la discusión en el Pleno del Congreso del 6 de mayo y en torno a él polemizan los diputados durante más de cuatro meses sobre los límites del regionalismo, sobre la unidad nacional y sobre la naturaleza del particularismo catalán. Pronto queda de manifiesto que a partir del contenido de la Constitución, aprobada recientemente, las Cortes no consideran el Estatut de Nùria como algo a ratificar, sino como un simple anteproyecto modificable, por tanto, en todos los aspectos. El debate es tenso y difícil. El Estatut tiene que soportar la oposición tanto de la derecha como de la izquierda y también oposición tanto en el interior de la cámara: intervenciones parlamentarias de Miguel Maura, Sánchez Román, Ortega y Gasset, Royo Villanova y GIL ROBLES, como en la calle: en todos los rincones del estado, especialmente en Castilla, el anticatalanismo se moviliza intensamente para evitar la aprobación del Estatut o almenos para diluir su contenido.

Para estas elecciones generales a diputados, la derecha se ha preparado para la toma del poder. En 1931 sus principales candidaturas fueron barridas debido fundamentalmente a su falta de unidad en un sistema electoral que prima las coaliciones. Ahora sus esperanzas se centran en una nueva coalición, la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas). La CEDA es el primer partido católico de masas en España y su líder es José María GIL ROBLES. La izquierda se lanza a la campaña en defensa de las realizaciones de su gobierno, pero, como ya en 1931 le ocurrió a la derecha, esta vez acude la izquierda desunida. No es de extrañar, pues, el resultado que arrojan los comicios que traducido en escaños es el siguiente: Formaciones de centro-izquierda: PSOE 58; ESQUERRA CATALANA 23; IZQUIERDA REPUBLICANA 7; PARTIDO RADICAL-SOCIALISTA 3; FEDERALES 2; PARTIDO COMUNISTA 1; OTROS PARTIDOS CENTRO-IZQ 6. Formaciones de centro-derecha: CEDA 113; PARTIDO RADICAL 80; PARTIDO AGRARIO 39; PARTIDOS MONÁRQUICOS 32; LLIGA REGIONALISTA 24; FALANGE ESPAÑOLA 2; OTROS PARTIDOS CENTRO-DER. 96.

En las elecciones para el Parlamento de España, celebradas en el día de hoy, la CEDA se convierte en el principal partido de las Cortes y GIL ROBLES en el ídolo de la España conservadora. Entre los diputados elegidos se puede apreciar tanto a derecha como a izquierda representantes del extremismo político. José Antonio Primo de Rivera (hijo del dictador) y Francisco Moreno Herrera obtienen acta por Falange Española, partido fundado por José Antonio hace pocos meses. Del otro lado Cayetano Bolívar es el primer representante del PCE (Partido Comunista de España) en las Cortes. La aparición en dicha cámara de dos representantes falangistas y un comunista es la primera advertencia de que la sociedad española está entrando en una espiral de radicalización.

Por segunda vez, LERROUX es el encargado de formar gobierno. Será el VII de la República (16/12/1933 – 3/3/1934). Lo constituye un equipo ministerial basado en el PRR, del que desaparecen los republicanos de izquierda y entran, por el contrario, un liberal-demócrata y un agrario. LERROUX se dispone a suspender las leyes más conflictivas promulgadas por las primeras cortes (ley de reforma agraria, de divorcio, etc.), lo que provoca un aumento de la tensión social. En España, la izquierda está alarmada, convencida que detrás de Gil ROBLES se esconde la amenaza del fascismo. En 1934 el fascismo se extiende por Europa, las dictaduras reemplazan a las democracias parlamentarias. Los socialistas españoles temen que lo mismo ocurra en España si la CEDA ocupa el poder. Por eso, para calmarlos, se forma un gobierno de centro dirigido por el jefe del Partido Radical, Alejandro LERROUX. Gil Robles y la CEDA lo apoyan pero no entran a formar parte del mismo, a pesar de que es el partido más votado. Esperan la ocasión más propicia para hacerse con el poder. Mientras tanto, la sustitución de las escuelas religiosas por las laicas se pospone, la Reforma Agraria se abandona en gran medida, y se produce una amplia amnistía política hacia los conspiradores de 1932.

1934 es clave en la evolución política del PNV en la República, ya que marca su ruptura definitiva con la derecha católica (la Confederación Española de Derechas Autónomas de José María GIL ROBLES), enemiga del Estatuto vasco, y su primera aproximación a las izquierdas en la rebelión de los ayuntamientos vascos contra el Gobierno en defensa del Concierto económico. El 2 de septiembre de 1934, la Asamblea de Zumárraga, que congrega al socialista INDALECIO PRIETO (diputado por Bilbao) y parlamentarios del PNV y la Esquerra catalana, simboliza el viraje político realizado por el PNV, que le lleva desde la derecha en la que se encuentra hacia el centro. Pero el nuevo centrismo del PNV es más político que ideológico, pues mantiene incólume la doctrina aranista, no ha elaborado un nuevo programa que actualice el manifiesto tradicional de 1906 y continua siendo un partido confesional y conservador.

La estrategia de la CEDA se estructura en tres fases. En la primera, brindaría apoyo parlamentario a gobiernos minoritarios basados en el Partido Radical, con participación de otros partidos republicanos del centro y la derecha. A cambio de este apoyo, los cedistas exigirán el cumplimiento del programa mínimo revisionista con el que ha concurrido con agrarios y monárquicos a los comicios de noviembre de 1933. En una segunda etapa, la Confederación entrará en el Gobierno, con lo que el Parlamento pasará a estar firmemente controlado por una mayoría de centro-derecha, capaz de desarrollar un más amplio programa de revisión de la legislación social-azañista. Finalmente, una CEDA convertida en fuerza hegemónica de la coalición gubernamental estará en condiciones de exigir al jefe del Estado la entrega del Poder a un Gabinete de mayoría conservadora y presidido por su líder GIL ROBLES, que amparado por una Constitución reformada en sentido antidemocrático, profundizará el giro derechista del régimen.

En España, el castigo a los rebeldes suscitará las primeras divisiones en el seno del gobierno de centro-derecha. Gil ROBLES y la CEDA son partidarios de la aplicación de varias penas de muerte. El 7 de noviembre, la minoría parlamentaria de la CEDA condiciona su apoyo al Gobierno a la dimisión del ministro de Estado, Samper y del ministro de la Guerra, el también radical Diego Hidalgo, acusados unánimemente por la derecha de haber posibilitado con su imprevisión y falta de energía el estallido de la insurrección. La crisis se resolverá el día 16, con la dimisión de ambos.

LERROUX se ve obligado a transigir y negocia con Gil ROBLES, Martínez de Velasco y Melquíades Álvarez un acuerdo completo acerca de un programa de gobierno, tras lo cual, los cuatro partidos recomponen la coalición a costa de otorgar más carteras a cedistas y agrarios o, lo que es lo mismo, de derechizar aún más la composición del Consejo de Ministros. Este Gobierno, es el XII Gobierno de la República (6/5/1935-25/9/1935) responde por primera vez al equilibrio de fuerzas de la mayoría parlamentaria, favorable a la CEDA, y ello, junto con la permanencia en él de Gil ROBLES, parece garantizar por fin la estabilidad tan necesaria para la labor gubernativa, que recibirá un impulso considerable. Pero los problemas se acumulan rápidamente. A la incompatibilidad personal entre Alcalá ZAMORA y Gil ROBLES se une la distinta visión del centro y de la derecha sobre la reforma de la Constitución y sobre la devolución a la Generalitat de las competencias de autogobierno que le han sido suspendidas tras los sucesos de octubre de 1934.

Gil-ROBLES, ministro de la Guerra, nombra al general Francisco FRANCO (que el 15 de febrero ha sido designado comandante en jefe en Marruecos) jefe del Estado Mayor Central del Ejército. La labor coordinadora de FRANCO en los sucesos revolucionarios de Asturias ha sido muy elogiada por los sectores más conservadores de la política y de la prensa.

El hundimiento de los radicales convence a Gil ROBLES de que ha llegado su hora. El líder de la CEDA aprovecha la oposición de la derecha a los proyectos de reforma fiscal de CHAPAPRIETA para retirar el apoyo de su minoría al jefe del Gobierno quien, falto de otros respaldos políticos substanciales, tiene que dimitir. Pero el presidente de la República se niega a amparar la toma de control del Ejecutivo por una fuerza no republicana como era la CEDA y, tras intentar varias combinaciones con personalidades leales al régimen, adopta una que supone la marginación de la coalición hasta entonces gobernante: encarga la formación de un Gabinete a M.Portela VALLADARES, hombre de su confianza, liberal sin partido y mal visto por los conservadores. Gobernador de Barcelona tras la revolución de octubre de 1934 y ministro de Gobernación del quinto Gobierno Lerroux (6 de mayo de 1935). Así VALLADARES será el presidente del XV Gobierno de la República española (14/12/1935-30/12/1935). Nombrará un Gabinete en el que no participarán ni la CEDA ni los radicales.