NAPOLEÓN EN EGIPTO (Intento frustrado por llegar a la India)

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NAPOLEÓN Bonaparte propone llevar a cabo una expedición para colonizar Egipto.


En marzo de 1798, NAPOLEÓN Bonaparte propone llevar a cabo una expedición para colonizar Egipto, en este momento una provincia otomana, con el objetivo de proteger los intereses comerciales franceses y cortar la ruta de Gran Bretaña a la India. El Directorio, aunque preocupado por el alcance y el costo de la expedición, rápidamente aprueba la empresa dado que significa sacar a Bonaparte del centro del poder. El aspecto más inusual de dicha expedición es la inclusión de un buen número de científicos, lo cual, según algunos, refleja la devoción de Bonaparte a los principios e ideas del entonces periodo de Ilustración. Otros, sin embargo, lo ven como una maniobra propagandística que sólo busca ocultar las intenciones imperialistas de Napoleón. Bonaparte también emite proclamas en las cuales se representa como liberador del pueblo egipcio, oprimido por el yugo otomano y alabando los preceptos del Islam. Esta maniobra no resulta exitosa dado que el pueblo egipcio siempre ha visto a los franceses como una fuerza de ocupación.

NAPOLEÓN decide conquistar Egipto y Siria y desde allí marchar hacia India contra la colonia inglesa


En estos momentos Gran Bretaña, perdidas las colonias americanas, depende en gran parte de las materias primas procedentes de India. NAPOLEÓN piensa que si logra cortar la comunicación con su colonia asiática el Imperio británico acabará estrangulado. La forma de hacerlo es conquistando Egipto y Siria, entonces bajo soberanía otomana, y desde allí marchar hacia India. Presenta el plan al Directorio. La idea es arriesgada, teniendo en cuenta que el Mediterráneo lo controla la escuadra británica, pero el órgano ejecutivo da luz verde al proyecto.

El carisma y las ambiciones políticas de NAPOLEÓN son tales que inquietan al Directorio que rige Francia.


A principios de 1798, NAPOLEÓN es un joven y popular general recién llegado de una exitosa campaña en Italia. Sin embargo, su carisma y sus ambiciones políticas son tales que inquietan al Directorio que rige Francia. Así pues, con el objetivo de alejarle de los círculos conspiradores de la capital, el gobierno le propone proyectar la invasión de Gran Bretaña. NAPOLEÓN desestima el plan por la superioridad naval del país vecino, pero estudia la forma de debilitarlo, sobre todo económicamente, una idea a la que no dejará de dar vueltas el resto de su vida.

NAPOLEÓN no sólo quiere conquistar Egipto, sino también ganarse la confianza de su población.


Napoleón forma un ejército de 38.000 hombres, un millar de cañones y setecientos caballos. Cuenta con los mejores generales del momento: Kléber, Desaix, Berthier, Lannes, Murat… Y al contingente se une un millar de civiles, entre ellos 154 científicos. Napoleón quiere convertir Egipto en un protectorado francés. Para ello no sólo debe conquistarlo, sino también ganarse la confianza de su población. Aquí entran en juego los científicos, conocidos entre los militares como «los sabios», que deben llevar a un país casi medieval los últimos avances técnicos de la Europa de la Ilustración. De paso, los estudios que realicen sobre el terreno servirán para incrementar el patrimonio científico francés, lo que redundará en beneficio de la popularidad de Napoleón y de sus ambiciones de poder.

Los buques y navíos de NAPOLEÓN parten de Tolón hacia un destino desconocido.


Una flota de trece buques de línea y más de 300 navíos parte del puerto de Tolón llevando a bordo al ejército de Bonaparte. Nadie sabe adónde se dirigen. En un principio se especula que el destino es Sicilia, regida por los Borbones, aliados de Gran Bretaña. También, con ánimo de despistar a la poderosa flota británica se difunde desde París que el objetivo de NAPOLEÓN es Irlanda.

NAPOLEÓN toma Malta. Nelson moviliza la flota rumbo a Alejandría, pero no encuentran su rastro.


NAPOLEÓN, en la fecha, toma Malta, donde descansa unos días antes de poner rumbo a Egipto. Al llegarle la noticia de la caída de Malta, el almirante británico Horacio Nelson que piensa que el destino de NAPOLEÓN puede ser Egipto, moviliza la flota mediterránea en Gibraltar y se lanza a interceptar a los franceses poniendo rumbo a Alejandría. Los británicos, navegando a más velocidad les alcanzan en aguas de Creta, pero es de noche y no los avistan. Nelson al avanzarse no encuentra ningún rastro, y decide patrullar por el Mediterráneo oriental hasta dar con él. No lo logra.

Al general le urge conquistar Egipto porque sabe que tarde o temprano irrumpirá la escuadra británica.


NAPOLEÓN encarga al general francés Kléber ocupar el delta del Nilo y dar protección a la escuadra fondeada en Abukir. Con el resto de la tropa parte hacia El Cairo. Los barcos de menor calado remontan el Nilo dándole cobertura artillera y logística. Al general le urge conquistar Egipto porque sabe que tarde o temprano irrumpirá la escuadra británica. El camino de El Caíro es muy duro: además de sufrir los rigores del sol egipcio, el contingente francés es continuamente hostigado por partidas de mamelucos, la casta guerrera al servicio del Imperio otomano en Egipto. En todos los combates se imponen los franceses.

Cerca de El Cairo, el ejército de NAPOLEÓN topa con unos 40.000 mamelucos que les cierran el paso.


A pocos kilómetros de El Cairo, NAPOLEÓN y sus tropas agotados por el calor y la sed, topan con un ejército de 40.000 mamelucos que les cierran el paso. Bajo las órdenes de Murad Bey y de su hermano Ibrahim, forman una media luna de 15 kilómetros junto al río, con fuerzas en ambas orillas. Han establecido su campamento en Embebeh, en el flanco derecho, donde la mitad de la tropa se atrinchera con cuarenta cañones. En el centro y en el flanco izquierdo, cerca de las pirámides, sitúan 12.000 y 8.000 jinetes respectivamente.

Los mamelucos huyen ante la inferioridad de su armamento frente al de los franceses.


NAPOLEÓN cuenta con 21.000 hombres, divididos en seis divisiones de unos 3.000; 1.500 de caballería y un millar de artillería con una cuarentena de piezas. Las divisiones francesas avanzan en fila, lejos del alcance de la artillería mameluca, y sobrepasan el flanco derecho con objeto de alcanzar el río. Al ver Murad Bey que los franceses pretenden cortar sus líneas manda cargar. NAPOLEÓN, en inferioridad de condiciones, ordena a sus divisiones formar en cuadros pie a tierra, a modo de fortines humanos. Antes de entablar combate -Batalla de las Pirámides-, enardece a sus hombres con un parlamento que se hará célebre: «Desde lo alto de estas pirámides, cuarenta siglos os contemplan». Durante una hora se suceden las cargas de los mamelucos; sin embargo, la mayor experiencia y potencia de fuego francesa los diezma. Los mamelucos son magníficos jinetes, pero van armados con espingardas, alfanjes, flechas y lanzas, frente a los mosquetones y cañones franceses. El grueso de los mamelucos huye hacia Giza, el Alto Egipto y Sitia y el resto, nómadas en su mayoría, se dispersa por el desierto.