ARTE SACRO DE LA FRANJA DE PONENT

Total de piezas: 26

El edificio, del Museo Diocesano de Lleida se empieza a construir en las afueras de la ciudad.


Se funda el Museo Diocesano de Lleida por el obispo Josep Messeguer Costa, que hace suyas las directrices marcadas por el Papa León XIII. Éste ha solicitado a los responsables de las diócesis que velen por el patrimonio sacro en una época en que los coleccionistas empiezan a buscar en todos los rincones de la geografía europea obras de arte de valor incalculable. El edificio, de estilo neogótico se empieza a construir el día 7 de marzo de 1893, en las afueras de la ciudad, en la antigua carretera de Almacellas, cerca de la parroquia de San Lorenzo. Ese día, el obispo, pone la primera piedra del edificio que albergará tanta historia de la diócesis de Lleida. Así, el Museo de Lleida es, después del de Vic, el primer museo diocesano que se inaugura en todo el Estado español. Se instala en la planta baja del Seminario (actual seo del rectorado de la Universidad de Lleida), y tiene el doble objetivo de salvar el arte religioso de un posible expolio y, a la vez, de instruir a los jóvenes seminaristas a través de la asignatura Cátedra de Arqueología Sagrada.

Depositadas, a causa de la Guerra Civil, las piezas del museo de Lleida en Zaragoza son recuperadas en 1943.


Parece ser que a causa de la Guerra Civil española las piezas de arte del museo diocesano de Lleida son depositadas en Zaragoza para salvaguardarlas de la guerra. El obispo administrador de la diócesis de Lleida durante 1943, Manuel Moll, recupera las piezas de arte depositadas en Zaragoza, en su calidad de «legítimo propietario de las mismas». Existe una abundante documentación de recibos, cartas y anotaciones que demuestran la compra de las piezas por el obispo Messeguer, y, por otra parte, la declaración jurada del obispo Manuel Moll cuando recupera las piezas en 1943 establece que el propietario legítimo es el obispado. Parece ser que mientras hay abundante documentación para demostrar la propiedad, no hay un solo papel que demuestre el depósito.

Decreto de la Congregación para los Obispos «Ilerdensis-Barbastrensis de finium mutatione».


Decreto de la Congregación para los Obispos «Ilerdensis-Barbastrensis de finium mutatione» que se hará efectivo el 17 de septiembre de 1995. Las 111 parroquias de la diócesis leridana que pertenecen a la provincia de Huesca ingresan en el obispado de Barbastro-Montsó. Inmediatamente, la nueva diócesis sorprende al obispo de Lleida, Ramón Malla, con la petición de todas las obras de arte del Museo diocesano de la capital del Segriá originarias de las parroquias segregadas. Empieza así un proceso legal lento, complejo y sobre todo, muy politizado que durará varios años. El obispo Malla no quiere que la Generalitat de Catalunya ni ninguna otra administración se interponga «dos no se pelean si uno no quiere», dice. (Pero el tema sigue sin solucionarse en 2006).

El nuncio apostólico del Estado español, el húngaro Lajos Kada, emite un decreto que deja a Lleida contra las cuerdas.


El nuncio apostólico del Estado español, el húngaro Lajos Kada, emite un decreto que deja a Lleida contra las cuerdas. En este documento tan breve como contundente, se advierte a la diócesis catalana que las piezas «se han de devolver a sus legítimos propietarios» y que es necesario probar «pieza a pieza», la propiedad de las obras. Es lo que en derecho se denomina «inversión de la prueba de cargo». Es decir, no es el demandante quien ha de aportar las pruebas, sino el demandado.

El obispo de Lleida, sin contar con la ayuda de ningún gabinete jurídico, recurre el decreto de Lajos Kada ante la Congregación de los Obispos. Es rechazado.


El obispo de Lleida, sin contar con la ayuda de ningún gabinete jurídico institucional, recurre el decreto de Lajos Kada ante la Congregación de los Obispos. El recurso es sencillamente rechazado. Y rechazado quiere decir que Roma no llega ni a estudiar las pruebas que presenta Lleida. El problema es que el conciliador Malla ha puesto por escrito que las obras de arte son de las parroquias segregadas y que Lleida las tiene en depósito. Ante este hecho, Roma no tiene nada más que decir: si son de las parroquias que se les devuelva y listos. Malla vuele a recurrir pero esta vez ante la Signatura Apostólica. Nada de nada. Y Malla se jubila.

El nuncio del Papa en España, monseñor Lajos Kada, visita de incógnito el Museu Diocesà i Comarcal de Lleida.


El nuncio del Papa en España, monseñor Lajos Kada, visita de incógnito el Museu Diocesà i Comarcal, donde están depositadas las piezas de arte religioso procedentes de la Franja de Ponent que el obispado de Barbastro reclama al de Lleida. El embajador del Papa en España quiere contemplar algunas de las piezas sacras procedentes de las parroquias aragonesas que fueron segregadas de la diócesis leridana y que él personalmente decretó que fueran entregadas al obispado de Barbastro-Monzón.

Actualmente, el Museu Diocesà está instalado provisionalmente en la antigua iglesia de Sant Martí.


Actualmente, el Museu Diocesà está instalado provisionalmente en la antigua iglesia de Sant Martí. La futura pinacoteca está previsto instalarla en la antigua Llar de Sant Josep, un edificio anexo a la biblioteca pública, que junto con el futuro archivo conformará un espacio cultural en pleno centro de Lleida, la Illa de la Maternitat, junto al Palau Episcopal y frente al rectorado de la universidad. El museo constará de 8.600 metros cuadrados, repartidos entre la antigua Llar y dos nuevos edificios. La inversión prevista para este proyecto supone unos 1.600 millones de pesetas que aportan el Estado, la Generalitat, la Diputación y la Paeria de Lleida. El proyecto, que está actualmente en concurso, podría licitarse antes de que se acabe el presente año.

El obispado de Barbastro-Monzón canta victoria y difunde a los cuatro vientos que la Signatura Apostólica le ha dado la razón.


El litigio que los obispados de Barbastro-Monzón y Lleida dirimen en los tribunales del Vaticano por los bienes artísticos de la Franja alcanza tintes de sainete. El 16 de septiembre, el obispado de Barbastro-Monzón canta victoria y difunde a los cuatro vientos que la Signatura Apostólica le ha dado la razón. El oibispado de Lleida lo niega.

Según la Generalitat, las piezas de arte reclamadas no podrán devolverse, pues están protegidas por la ley.


Según fuentes de la Generalitat de Catalunya, aunque la futura sentencia del Tribunal de la Signatura Apostólica fuera negativa para el obispado de Lleida, las piezas de arte reclamadas no podrán devolverse, pues están protegidas por la ley de Patrimonio, catalogadas y declaradas como colección de interés nacional. Para estas fuentes, el recurso a la vía civil correspondería al obispado de Barbastro-Monzón o a la Diputación General de Aragón, pues la Generalitat no tiene por qué hacerlo.

Según los expertos, la mayoría de las 100 piezas reclamadas por el obispado de Barbastro-Monzón fueron donadas.


Expertos en historia del arte consideran, por otra parte, que si se trata de probar la propiedad de todas y cada una de las piezas, como pretende Lajos Kada en su decreto, el museo de Lleida puede certificar exhaustivamente las donaciones o incluso su compra. Según un dictamen elaborado por expertos a petición del consorcio del Museu Diocesà i Comarcal, la mayoría de las 100 piezas reclamadas por el obispado de Barbastro-Monzón fueron donadas por particulares o por párrocos, aunque también las hay depositadas sin una base documental clara que pueda acreditar su procedencia. Del mismo modo, entre las piezas reclamadas hay dos que proceden de la Seu Vella de Lleida pero que fueron a parar a Monzón cuando la catedral leridana fue convertida en cuartel militar tras la guerra de Sucesión. A finales de siglo pasado volvieron a Lleida. Según el dictamen, si se han de devolver las piezas en depósito, este supuesto sólo se cumple en el retablo de Montanui, Ribagorza aragonesa, depositado en los años 80 por el párroco. El dictamen apunta que las piezas entraron después de perder su uso litúrgico, rescatadas de sacristías y desvanes y «cedidas por los rectores sin escrito formal, para asegurar su conservación».