La inestabilidad social que provocan en Catalunya los enfrentamientos de las partidas de bandoleros hace que las autoridades convoquen al “somatén” contra los bandoleros. El “somaten” es una institución catalana que consiste en el llamamiento de los vecinos de un municipio o comarca a empuñar las armas, mediante el toque de campanas de las iglesias y monasterios. Los vecinos constituyen unas milicias populares para la defensa del orden público frente a los desmanes de nobles y bandoleros.

Perot ROCAGUINARDA, “Perot lo lladre”, es un bandolero del bando de los nyerros, que es muy activo entre 1607 y 1611 en la zona del Ripollés, Osona, Berguedà…escapándose infinidad de veces de las persecuiciones de las tropas del virrei, E. PIGNATELLI, duque de Monteleone.

PEDRO MANRIQUE, Virrey de Catalunya (1611) es también Obispo de Tortosa. Se caracteriza porque intenta acabar el bandolerismo mediante el perdón, que se otorga a cambio de enrolarse como soldado en Flandes o Italia. No hace falta decir que esta medida no arregla el problema. Muchísimos facinerosos se acogen al perdón, pero luego no cumplen la segunda parte.

A pesar de que el bandolerismo ha sido un fenómeno habitual desde mediados del siglo XVI, en el primer tercio del siglo XVII algunos bandoleros consiguen una gran popularidad. Es el caso, entre otros, de Pere Barba, alias Barbeta, que el 1613 roba una caravana reial, con un botín de 180.000 ducados; de Gabriel Torrent de la Goula, alias Trucafort, y, sobre todo, de Perot Rocaguinarda y Joan Sala i SERRALLONGA (Joan de SERRALLONGA). Todos ellos son de extracción popular y han capitaneado cuadrillas de decenas o centenares de hombres. Juntamente con la realización de actos delictivos, se alquilan al servicio de señores o pueblos para resolver conflictos privados. A pesar de que su trayectoria es muy lejana a la del bandolero social, serán idealizados por la literatura (el Rector de Vallfogona, Lope de Vega, Cervantes, etcétera) y por romances de ciego.

Hacia 1615 el bandolerismo se ha generalizado en toda Catalunya. El Obispo de Vic, fray ANDRÉS de S. Jerónimo, escribe al rey que las gentes “dicen que envíe VM. gente y los conquiste que todos se le darán para que asiente la justicia como en Castilla y les quite sus malos usos y costumbres que la impiden”. Los propios diputados al comunicar al rey el fallecimiento del Virrey reconocen que “está este principado con grandísima aflicción por la multitud de ladrones y mala gente que le tienen aprisionado”

Virrey de Catalunya: FRANCISCO FERNÁNDEZ DE LA CUEVA, duque de Albuquerque (1616-1619). Hombre enérgico, se atrae a la burguesía del litoral y se impone a nobles y caballeros de la montaña, principales cómplices del bandolerismo. Una vez bien informado, inicia la represión del bandolerismo con una severidad impresionante, valiéndose de somatenes y soldados. Manda ejecutar a centenares de bandoleros sin contemplación alguna. Cuando cesa en el cargo para pasar a Roma como embajador, deja a Catalunya bastante pacificada.

En Catalunya, el “quinto”, al que obliga la monarquía, se justifica por la autoridad virreinal ante los excesivos gastos de la lucha contra el bandolerismo. Este hecho da lugar a continuas fricciones con el gobierno municipal por parte de la autoridad virreinal.

Renace espectacularmente el bandolerismo: Joan de SERRALLONGA perpetra numerosos robos y secuestros sobre todo en la zona de Les Guilleries, entre los años 1622 y 1633. Joan de SERRALLONGA que pertenecía al partido de los “nyerros”, enamorado de Dña. Joana de Torrellas, cuya familia pertenecía al partido de los “cadells”, había asesinado a uno de los caballeros que se oponían a su casamiento y se había escondido, junto con Joana, en las Guillerias, donde sostenía de continuo luchas contra sus rivales.

MIGUEL DE LOS SANTOS de San Pedro, Obispo de Solsona es nombrado Virrey de Catalunya (1627-1629). Los tres últimos virreyes han sido obispos y han aplicado una política de blandura. Precisamente por ser obispos no pueden dictar sentencias capitales sin expresa autorización del papa. Ha resultado un fracaso ya que ha renacido espectacularmente el bandolerismo.

Joan de SERRALLONGA, es capturado en Can Agustí, en Santa Coloma de Farnés, por soldados del Duque de Cardona, Virrey de Cataluña, mientras rezaba delante del sepulcro de su pre. En Puig de la Força se encuentran los restos de un antiguo castillo y una cámara enterrada y oscura, donde dicen que Serrallonga escondía a las víctimas de sus secuestros. Tras ser capturado fue encarcelado en las mazmorras del Castillo de Savassona, donde fue sometido a torturas durante varios meses.