China efectúa con África un intercambio comercial que alcanza los 9.000 millones de euros que irán incrementándose rápidamente a lo largo de los próximos años.
INTERVENCIÓN ECONÓMICA Y FINANCIERA DE CHINA EN ÁFRICA (siglo XXI)
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China efectúa con África un intercambio comercial que alcanza los 13.700 millones de euros.
China efectúa con África un intercambio comercial que alcanza los 25.000 millones de euros, un incremento del 39% respecto al 2004.
China efectúa con África un intercambio comercial que alcanza los 25.000 millones de euros, un incremento del 39% respecto al 2004 y de casi el cien por cien respecto al 2003. La inversión de la UE es inferior. Esto tiene una explicación: la ayuda de la UE llega condicionada por cuestiones de gobierno y derechos humanos, mientras que China ofrece préstamos a Angola, Libia, Zambia y Nigeria sin hacer preguntas. Es decir, estos países son capaces de eludir las condiciones impuestas por el Banco Mundial y la UE sobre eliminación de la corrupción en los gobiernos, mejoras medioambientales y adopción de estrictas medidas contables. Los países africanos han reaccionado con entusiasmo pues, aparentemente, les libra del yugo de sus antiguos colonizadores que les exigen la adopción de sistemas democráticos. Para el Ministerio exterior chino, África aún no está preparada para el establecimiento de una economía de mercado y de una democracia. El gobierno chino exige a los países a los que ayuda que reconozcan a la República Popular China y excluyan, por consiguiente el reconocimiento de Taiwán. En la actualidad hay 48 países de África que reconocen a China y sólo cinco a Taiwán.
La estrategia china en África no es solamente diplomática. Los chinos lo contemplan como una situación que beneficia a ambas partes.
La estrategia china en África no es solamente diplomática. Los chinos lo contemplan como una situación que beneficia a ambas partes. Extender las ayudas a Zimbabue por ejemplo, un país que tiene a la mitad de su población muriendo de hambre, ayuda a China a reforzar su influencia en el sur de África. Zimbabue, al igual que otros países a los que China apoya, había sido abandonado por Occidente. La violación de los derechos humanos hace de este país un paria del continente. El empeño y la ambición de su presidente, Robert Mugabe, de destruir su antaño boyante economía, ha situado al país con una inflación del 1.200 por ciento anual. Cuando recientemente Mugabe arrasó los suburbios de Harare (Mugabe lo calificó de estrategia de reurbanización) y persiguió a sus habitantes hasta la selva porque se oponían a él, China hizo la vista gorda. También ellos limpiaron Pudong, en las afueras de Shanghai, de forma similar. Lo que resulta aún más importante para China es el hecho de que Zimbabue es una fuente significativa de recursos naturales como platino, cromo y vanadio. La imperante necesidad de China de obtener minerales y recursos ha hecho que mire hacia África. China es hoy el tercer país en intercambio comercial con África, por detrás de EE. UU. y Francia. Ha establecido acuerdos con Nigeria, Angola, Sudán y Guinea Ecuatorial, principales productores africanos de petróleo.
El 25 % de la producción petrolífera de Angola va a China a cambio de 1.530 millones de euros en préstamos que se destinarán a la construcción oficial.
El 25 por ciento de la producción petrolífera de Angola va a China a cambio de 1.530 millones de euros en préstamos y ayudas que se destinarán a construir ferrocarriles, escuelas, carreteras, hospitales, puentes y oficinas. Todo ello significará la llegada de empresas y mano de obra chinas pues muchos de estos proyectos tienen como condición que el 70 por ciento del mismo sea subcontratado a empresas chinas. Sin embargo, el 30 por ciento restante también creará demanda de bienes y servicios subsidiarios que beneficiarán a las empresas sudafricanas. Por ejemplo, Barloworld, la compañía matriz de la española Finanzauto, tiene un negocio de maquinaria pesada muy beneficioso en la región. Sin embargo, no está tan claro que beneficie al empleo local puesto que los chinos encuentran más sencillo traer a su propia mano de obra. Los chinos tienen pocas ganas de educar, entrenar y desarrollar a la población africana local. Los sindicatos locales han amenazado con el boicot a los productos chinos y a cualquiera que los comercialice. Los mercados africanos cada vez tienen menos productos locales y más productos chinos. La globalización ha llegado incluso a los mercadillos y ahora ya se pueden comprar los mismos productos chinos de baja calidad en Lagos al igual que en Moscú o en París. Lo que sí está claro es que China ha abandonado sus estrategias ideológicas en favor de la búsqueda de negocios más beneficiosos.
Gracias a la inversión china en África, en 2005 ese continente ha registrado un crecimiento económico de un 5,2 por ciento.
Gracias a la inversión china en África, en 2005 ese continente ha registrado un crecimiento económico de un 5,2 por ciento. Pero al tener solamente en cuenta las razones económicas, se producen situaciones difícilmente aceptables por Occidente. La venta de millones de euros en armas a Sudán, incluyendo helicópteros de ataque, deja sin castigo al gobierno de éste país ante actuaciones como la de Darfur, donde estas armas están siendo usadas. Las razones que esgrime China son esencialmente pragmáticas: hay que proteger las instalaciones petrolíferas. Darfur sólo es el telonero del concierto principal: el petróleo. Sudán no es el único cliente que China posee en África. Con más de 9 millones y medio de refugiados como resultado de las cruentas guerras en distintos países, hay un gran mercado para la industria armamentística, y China vende directamente sin hacer la más mínima pregunta. Estos países, a cambio, dan su apoyo a China en los distintos foros internacionales como la ONU.