El consejero de Economía de Catalunya, Antoni Castells, entrega su propuesta de financiación a Mas en presencia de Maragall.

CiU desecha “el papelucho” socialista. Los convergentes confían aún en que flaquee la fidelidad de ERC al Tripartito. Es un fin de semana duro para un Maragall que duda de todo. El clima es de pesimismo.

Pasqual Maragall, presidente de la Generalitat de Catalunya, remodela el Govern con la inclusión de Xavier Vendrell como conseller de Governació.

La posición contraria de Esquerra ante el nuevo Estatuto de autonomía de Catalunya, por considerarlo insuficiente, supone el cese de sus consejeros en el Gobierno de Catalunya, que Maragall remodela.

Montilla comunica a sus allegados que está dispuesto a tomar el relevo de Maragall en la presidencia de la Generalitat de Catalunya. Aunque Maragall, por su parte, afirma que se siente con ánimos de optar de nuevo a la presidencia.

Pasqual Maragall ha escrito negro sobre blanco que su proyecto político necesitaba dos legislaturas, o sea ocho años, pero la estrategia del tripartito lo ha hecho imposible y ha visto reducido a apenas un trienio la experiencia del gobierno catalanista y de izquierdas que lideró a partir de las elecciones del 2003. Quería continuar, pero no podía hacerlo solo, incomprendido por buena parte de sus correligionarios y teniendo en contra la estrategia dominante en el socialismo español de propiciar el acercamiento a sus rivales de CiU. Maragall dimite. La despedida de Maragall resitúa en primera fila de la política catalana a José Montilla, el primer secretario del PSC, actual ministro de Industria, que con toda seguridad tomará el relevo y encabezará la candidatura socialista a la presidencia de la Generalitat en unas elecciones que, según precisó el president Maragall, serán convocadas a finales de agosto.