Perón, apoyado por las masas populares, instituye un régimen de partido único, realiza una serie de reformas sociales y logra dar al país una cierta prosperidad. Hace intervenir al Estado para la orientación y gestión del desarrollo económico. Su gobierno nacionaliza el Banco Central y las empresas extranjeras de servicios (una medida con la que obtiene un alto beneficio político a un alto coste económico, debido a las elevadas indemnizaciones que se ve obligado a pagar), potencia el desarrollo de la industria ligera y toma medidas para redistribuir la renta y ampliar el campo de la justicia social.

En Argentina, las elecciones son convocadas para el 24 de febrero de 1946. Se presentan dos candidaturas, la de José P. Tamborini y la de Juan Domingo Perón. Los resultados dan por ganador a Perón (1.527.231 votos a su favor, contra 1.207.155), que asume el mando el 4 de junio de 1946.

Durante la primera presidencia de Perón se pueden distinguir claramente dos etapas, especialmente en el aspecto económico. La primera se extiende entre 1946 y 1948 y es coordinada por el Presidente del Banco Central, Miranda. La segunda que será entre 1949 y 1951 la dirigirá el ministro Ramón Cereijó. En la primera etapa se desarrolla una política diseñada para un período de posguerra. Miranda especula con la posibilidad de una nueva guerra y pone en marcha el plan quinquenal comprando equipos industriales, y material bélico. La exclusión Argentina del plan Marshall en 1948 agudiza la crisis, al reducirse las reservas de oro y las divisas Perón decide entonces un cambio drástico en la política económica. Nombra para ello un nuevo equipo encargado de ordenar la situación reduciendo el déficit en la balanza de pagos y obteniendo un préstamo en los EEUU..

En octubre de 1946, Perón promulga un ambicioso plan quinquenal para la expansión de la economía, que consiste principalmente en utilizar el gasto público como medio para reactivar el mercado luego de la recesión por la que ha pasado.

El nuevo Gobierno argentino de Juan Perón es el que más ayuda presta al Régimen español, sobre todo en los años cruciales de 1946-48. El líder del nuevo socialnacionalismo argentino que quiere ser totalmente independiente, ve el sistema español como un primo lejano con problemas y objetivos internacionales muy similares. Se salta la veda de las Naciones Unidas y nombra un nuevo embajador en Madrid para dejar claro que al menos un país próspero y con capacidad de exportar bienes está dispuesto a colaborar con España. En 1948 las importaciones de Argentina supondrán al menos un 25 por ciento de todos los productos que entrarán en España y durante dos años garantizarán alimentos de primera necesidad para una población hambrienta. Aunque la ayuda de Argentina bajará mucho durante 1949, debido a sus propios problemas económicos cada vez más agudos, durante dos años ha sido casi indispensable.

El 7 de junio de 1947 llega al aeropuerto madrileño de Barajas, procedente de Buenos Aires, Eva Duarte Perón, esposa de Juan Domingo PERÓN, presidente de la República Argentina. En el momento de máximo aislamiento internacional español Argentina, por razones ideológicas, decide ayudar a España. Esta ayuda será conocida como “pequeño Plan Marshall” en referencia al plan de reconstrucción europea que han impulsado los EEUU.. Ya a finales de octubre de 1946, Argentina ha concedido un crédito a España para comprar alimentos y productos de primera necesidad en el mercado argentino. Posteriormente, Argentina será uno de los países, junto con Costa Rica, El Salvador, Perú y la República Dominicana, que vota en contra de la resolución de la ONU para retirar a los embajadores en España. La larga visita, de 17 dias, de “Evita” consiste en repetidos baños de multitud para aclama, como el del día 12 en la plaza de Oriente de Madrid.

Se firma en Buenos Aires el Protocolo Franco-Perón que será “ratificado” popularmente dos días después en Madrid y otras ciudades españolas mediante multitudinarias manifestaciones, que se prolongarán a lo largo de una semana. Es el momento culminante del idilio de posguerra entre “la Madrepatria” y la nación austral, una de las más ricas del planeta en este momento. El protocolo que lleva los apellidos de ambos jefes de Estado promete ahuyentar en los próximos años el terrible fantasma del hambre que está asolando a España desde la Guerra Civil mediante un importantísimo crédito y acepta recibir un cupo anual de 350.000 inmigrantes españoles que aliviarán la presión demográfica hispana. Por otra parte, este protocolo demuestra al mundo que la vilipendiada España, víctima del asilamiento internacional, tiene quien la quiere a pesar de las notorias connivencias del régimen franquista con el Eje, derrotado en la reciente Guerra Mundial.

La llegada a España de productos alimenticios argentinos no es una novedad en 1948. Antes de la Guerra Civil, las importaciones de trigo, maíz, otros cereales y carne congelada, han sido pequeñas, pero al final de la contienda se han multiplicado rápidamente. La balanza comercial, que hasta 1939 había sido altamente adversa para Argentina, inicia a partir de este año un cambio de signo a causa de las grandes cantidades de trigo, avena, cebada, maíz, algodón y carne que en un ritmo trepidante han ido llegando a España procedente de Argentina, a lo largo de los pasados años. España ha ido pagando con raíles, chapas, construcción de barcos, etc…, además de obtener de la propia Argentina importantes créditos. Todo ello amparado por diversos Connios. En la fecha, se firma un protocolo entre España y Argentina que cancela el saldo a favor de esta última de 350 millones de pesos. Se establece un régimen de nuevos créditos. Este protocolo se prorrogará hasta 1951.

El 3 de septiembre de 1948 Perón anuncia al país la próxima reforma de la Constitución Nacional. El 24 de enero de 1949 queda constituida la Convención Reformadora, presidida por el coronel Domingo Mercante. La oposición niega la validez del cuerpo legislativo y se retira de la Convención.

En la fecha, PERÓN decide terminar con la operación de rescate de nazis que lleva a cabo desde hace tres años. Las razones son varias. PERÓN empieza a tener dificultades económicas, lo que echa por tierra sus delirios sobre el desarrollo industrial y armamentístico dirigido por los técnicos alemanes. Argentina ha agotado, en la fecha, sus reservas de dólares, lo que obliga a PERÓN a acercarse a EEUU. Sus esperanzas en un Tercera Guerra mundial, en la que él pudiese llevar agua a su molino manteniendo una postura neutral “ni capitalista, ni comunista”, se han esfumado. Nunca se sabrá el número exacto de alemanes nazis y colaboracionistas que han llegado a Argentina desde 1945 pues el Gobierno peronista “limpiará” los archivos en los que se documenta toda la trama urdida por PERÓN.