La evolución de la posición internacional de España durante las últimas décadas, parece dejar entrever que la solución para Gibraltar puede llegar a alcanzarse si se trata sólo de un asunto entre Gran Bretaña y España. Sin embargo, la existencia en la colonia de una población irreductible que no quiere ser española, y que no se muestra dispuesta a que se le ignore en cualquier tipo de negociación, hace muy difícil encontrar una salida. Actualmente, la población de Gibraltar ronda los 30.000 habitantes, de los cuales un tercio aproximadamente es de llanitos, y el resto, británicos o extranjeros.

En enero de 2000, se producen nuevas elecciones en Gibraltar a pesar de que el mandato de Caruana no termina hasta el mes de mayo; Caruana presenta su candidatura para la reelección y revalida su mandato. Peter Caruana contará con ocho de los quince diputados que conforman el Parlamento del Peñón.

El submarino nuclear Tireless atraca en la base naval del Peñón tras padecer una fuga de agua en una tubería del sistema primario de refrigeración del reactor. Su presencia y su reparación suscita airadas protestas de grupos ecologistas y de los partidos políticos de la oposición. Permanecerá anclado casi un año en aguas de La Roca lo que provocará tensiones entre el Gobierno de José María Aznar y las autoridades británicas.

La conjunción del régimen especial que la Comunidad Europea ha asignado a Gibraltar y lo inacabado del proyecto comunitario han permitido que en Gibraltar se cree un ordenamiento jurídico orientado y destinado a crear en su territorio un paraíso fiscal. Ello ha sido denunciado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que incorpora a Gibraltar en la lista negra de junio de 2000 que pretende determinar los territorios sobre los que es necesario efectuar un control de prácticas fiscales incorrectas.

En plena crisis por la presencia del submarino Tireless en Gibraltar, el ministro español de Asuntos Exteriores, Josep Piqué, manifiesta a su colega británico, Robin Cook, la exigencia de España de que se reanude el diálogo sobre la soberanía de Gibraltar iniciado en 1984 en virtud del compromiso histórico alcanzado por Fernando Morán y Geoffrey Howe.

El ministro español de Asuntos Exteriores, Josep Piqué, y su homólogo británico, Jack Straw, reanudan en Londres el diálogo sobre Gibraltar, suspendido desde 1997, tratando de encontrar la denominada “solución global del contencioso”. Se declara la voluntad de superar todas las diferencias en relación con Gibraltar, convocándose a una reunión para otoño. En relación a la cuestión de la presencia gibraltareña en las negociaciones, se confirma que la implicación gibraltareña debe ser un elemento importante para avanzar en el proceso y se invita a asisitir a esta reuniones ministeriales al ministro principal de Gibraltar, Peter Caruana, que inicialmente recibe bien esta propuesta.

Apenas un mes después del encuentro con los británicos, España anuncia, en la fecha, que permitirá la instalación en Gibraltar de más de 30.000 líneas telefónicas, que finalmente han sido 100.000. La demanda de líneas llevaba meses sobre la mesa, pero España se había negado a ello alegando que podían suponer una competencia desleal al mercado español de las telecomunicaciones.

El primer comunicado conjunto de esta nueva ronda de negociaciones en el tema de Gibraltar, ve la luz el 20/11 tras la reunión en Barcelona de los ministros de Exteriores de ambos países, Josep Piquer y Jack Straw. En él, las partes declaran su objetivo de concluir un acuerdo global en torno al verano de 2002 (que supone un cambio de la fecha inicial pactada, diciembre de 2002). Con tal acuerdo global, pretenden otorgar a Gibraltar un “estatus moderno y sostenible, un mayor autogobierno y una oportunidad de aprovechar plenamente los beneficios derivados de una convivencia normal con la región circunvecina”. Igualmente convienen en que el Gobierno de Gibraltar tiene una contribución importante que realizar en las discusiones: “La voz de los gibraltareños debe ser oída”.

El ministro británico para Europa, Peter Hain, desvela en la Cámara de los Comunes la estrategia acordada con España para lograr un acuerdo definitivo sobre Gibraltar: aprobar una declaración conjunta al término de las negociaciones en marcha, que se mantendrá tanto si es aceptada por el Gobierno de la Roca como si no. Parece ser que entre los dos Estados hay consenso en que no existe un derecho a la autodeterminación de Gibraltar. Por lo que aceptadas estas premisas, la soberanía compartida es la mejor de las soluciones posibles. Pero los escollos son tres: La actitud del gobierno gibraltareño totalmente contrario a este previo acuerdo, el referéndum que Gibraltar quiere que se celebre para admitir cuaquier solución definitiva y los diferentes objetivos de España y el Reino Unido en sus perspectivas del futuro de Gibraltar.

Los ministros de Asuntos Exteriores de España y el Reino Unido, Josep Piqué y Jack Straw, se reúnen en Londres para seguir avanzando en las negociaciones bilaterales sobre Gibraltar.