Hacia esta fecha, se configura la que sería la primera calle del Prat de Llobregat (Barcelona), la calle Mayor, ya que se decide alzar casitas con fachada al camino de la Barca. En estas primeras casas se instalarán modestos artesanos que harán trabajos auxiliares de la agricultura. La calle Mayor será durante mucho tiempo la única de la población.

A lo largo del siglo XVIII, se produce en El Prat y en general en todo el Baix Llobregat, una multiplicación demográfica que tiene sus orígenes remotos en la gran afluencia de inmigrantes que han venido de Francia durante los siglos XVI y XVII. Estos inmigrantes han hecho más profunda la división de la sociedad, dividida entre los que tienen poco y los que no tienen nada. El siglo XVIII magnifica esta diferencia mediante la creación de un verdadero proletariado rural en el Delta del Llobregat

Hacia mediados de siglo XVIII llega a El Prat, aunque por poco tiempo, el primer médico.

El Prat tiene 1.000 habitantes, 80 masías y 20 casas.

Joan Mestres, párroco de El Prat, redacta la contestación al cuestionario preparado por Francisco de Zamora, magistrado castellano destinado a la Audiencia de Barcelona. Éste es un cuestionario que ha sido enviado a todos los pueblos de Catalunya con 143 preguntas sobre greografía, economía, historia, vida cuotidiana, etc., nunca se sabrá con que propósito. De las respuestas a este cuestionario se deduce que El Prat todavía no existe como pueblo. La base económica de la población es la agricultura si bien la mayor parte de su tierra es muy arenosa o demasiado salada por lo que no produce rendimientos. Por otra parte, no hay prácticamente payeses locales que sean propietarios, sino que lo son señores de Barcelona o de otros lugares. Mayoritariamente la gente del Prat la constituyen los jornaleros por lo que son muchos los pobres de solemnidad cuando inicia según la historia tradicional, la Edad Comtemporánea.

El siglo XIX será sobre todo el siglo de las guerras de guerrillas. Éstas estarán básicamente centradas en las diferentes luchas entre liberales y absolutistas y en las guerras carlistas que tendrán lugar. Las guerrillas se refugian en las montañas de los alrededores y bajan a los pueblos del delta para conseguir sobre todo forraje, alimentos y dinero para hacer frente a la guerra. En la práctica, abandonados por unos y atacados por los otros, los habitantes de El Prat nada más sirven para ofrecer «servicios» a los guerrilleros y al ejército regular para hacer frente a la guerra.

Dos serán los problemas principales del Prat que se mantendrán a los largo de todo el siglo XIX: el estado sanitario y la violencia. En cuanto al estado sanitario destaca básicamente el paludismo y el cólera favorecidos por el hecho de que más de una cuarta parte de las tierras del Prat son marinas, zonas pantanosas permanentemente inundadas y estanques. Por otra parte, las continuas riadas dejan como secuelas grandes balsas y estacamientos de agua. Asimismo, es de destacar la falta de condiciones higiénicas en el interior de las viviendas, producto de la convivencia bajo un mismo techo de adultos, niños y animales (caballos, puercos, conejos, etc)

En 1804 hay en El Prat 1151 habitantes. Las tasas de crecimiento son positivas con cifras anuales de seis o siete matrimonios y una cuarentena de nacimientos por una mortalidad que se acerca a la veintena, entre adultos y niños.

A partir del año 1808, con la Guerra del Francès, se inician unos años de penuria y de hambre. Desde abril de 1810 a julio del mismo año, el Prat está ocupado por la caballería española.

Debido a la guerra del francés, este año el Prat está ocupado durante unas semanas por un batallón de infantería francesa. Este hecho se repetirá en julio de 1823. Por suerte, el Prat se escapa de encontronazos bélicos.