Las numerosas protestas obreras en Polonia llevan al partido comunista a destituir a su secretario general Wladyslaw GOMULKA en diciembre de 1970.

En la fecha, Edward Gierek es nombrado primer secretario del Partido Obrero Unificado de Polonia (POUP) en sustitución de Wladyslaw GOMULKA, que ha caído en desgracia después de la revuelta obrera del Báltico, sobre todo después de la huelga de los astilleros Lenin, a causa del anuncio del aumento de precio de productos de primera necesidad. Gierek antiguo minero y comunista de primera hora (desde 1954 formó parte del Comité Contra el Partido y dos años más tarde era elegido miembro del Politburó), intenta un cambio profundo en la realidad socioeconómica a través de la potenciación del consumo con el lema de Construyamos la Segunda Polonia».

En los años setenta la República Popular Polaca está viviendo un periodo de «prosperidad». Gracias a los créditos extranjeros las tiendas se llenan, crecen nuevas empresas industriales y sube el nivel de vida de los ciudadanos. Pero en 1976 surge la primera crisis con los motines de los trabajadores de Radom y Ursus que se enfrentan a las fuerzas del orden. La represión es igualmente brutal pero, una vez más, los trabajadores obtienen satisfacciones parciales. La economía comunista se muestra ineficaz: la deuda exterior crece, los ingresos reales de la población comienzan a disminuir y el abastecimiento empeora. Al socaire de la crisis mundial de 1973- 1974, el crecimiento desmesurado de la deuda externa, en función del intercambio desigual con los países capitalistas desarrollados, termina por bloquear el sistema productivo y genera una nueva crisis social.

En Polonia, crece el número de huelgas y protestas de los trabajadores. Las represalias aplicadas a los que han protestado en el año 1976 llevan a la creación del ilegal Comité de la Defensa de los Obreros, (KOR) que ayuda material y jurídicamente a las víctimas de la represión. Comienzan a surgir otros centros de oposición ilegales y publicaciones clandestinas. El papel desempeñado por la Iglesia comienza ser cada vez mayor, lleva a cabo una amplia actividad formativa e intenta canalizar las necesidades sociales más acuciantes. También tiene lugar una intensa actividad huelguista en otras regiones, particularmente en Szczecin y en las minas de Silesia. El poder totalitario corre un serio peligro en todo el país. Comienza la huelga general.

En la fecha, JUAN PABLO II realiza su viaje-peregrinación a Polonia (2/6-10/6). Millones de personas que participan en los encuentros con el Papa experimentan no sólo la renovación religiosa, sino que también refuerzan su conciencia ciudadana. Se dan cuenta de que son una fuerza social.

En Polonia, apoyado por un grupo de intelectuales, el comité de huelga conjunto de varias empresas MKS, presenta un catálogo de exigencias y logra entablar negociaciones con el gobierno. En el acuerdo del 31 de agosto de 1980 consigue imponer la creación de sindicatos libres y el derecho de huelga. Las concesiones del gobierno abarcan además, el incremento de los salarios, el control de precios y una serie de mejoras sociales.

Henryk Jankowski, párroco de la iglesia de Santa Brígida de Gdansk, desafiando al régimen comunista, entra en el astillero Lenin de Gdansk -donde acaba de estallar una huelga contra el Gobierno- y empieza a decir misa de campaña y confesar al aire libre a cientos de obreros. Fotos suyas con una larga cola de obreros arrodillados esperando su turno para confesarse recorrerán toda la prensa internacional. Tras el triunfo de la movilización de los obreros de Gdansk y el reconocimiento del sindicato Solidarnosc, Jankowski y su parroquia se convertirán en un símbolo de la resistencia anticomunista como causa común de la Iglesia católica y el pueblo de Polonia.

Edward Gierek, dirigente comunista polaco, en la fecha, después de la huelga del verano, es sustituido en el cargo de primer secretario general del POUP, por Stanislaw Kania.

En Gdansk (Polonia), en la fecha, se constituye, a partir de los comités interempresas que han coordinado las huelgas que han tenido lugar ese verano en las ciudades portuarias de Polonia, una organización sindical de carácter «profesional, independiente y autogestionada»: Solidarnosc (Solidaridad). Este sindicato se convierte rápidamente en un amplio movimiento social que aglutina a más de nueve millones de miembros, entre ellos un considerable porcentaje de afiliados al mismo partido comunista que ejerce el poder. Por lo tanto es algo totalmente inusual en todo el bloque soviético y, en el fondo, incompatible con el sistema político reinante hasta entonces. «Solidaridad» elige como presidente de la organización, al electricista Lech Walesa. Incumpliendo el acuerdo con el gobierno que establecía la neutralidad política del sindicato, «Solidaridad» se transformará en una organización política que cuestionará el sistema comunista.

En Gdansk (Polonia), tras la declaración, en la fecha, de la ley marcial, la parroquia de Santa Brígida se convierte en una de las plazas fuertes de la resistencia clandestina. Aquí es donde llegan los donativos del extranjero para los presos políticos y los obreros despedidos. Aquí es donde Lech Walesa, el líder del -fuera de la ley- sindicato Solidarnosc, recibe a varios políticos occidentales que visitan Polonia. El servicio del valiente sacerdote hacia una causa justa, hace que todos prefieran hacer la vista gorda ante sus malas costumbres: su fanfarronería y manifiesto gusto por el lujo y por lucirse como una gran estrella.