MIGUEL III tiene seis años cuando su padre -Teófilo, hijo de Miguel II- fallece. La regencia queda en manos de su madre, la emperatriz TEODORA, acompañada en las labores gubernamentales por BARDAS y Petronas, hermanos de la emperatriz, y el favorito Teoktistos.

En marzo del año 843 la emperatriz TEODORA, madre de MIGUEL III, en su calidad de regente, nombra patriarca a Metodio, restaura los talleres que fabricaban imágenes y convoca un sínodo en Constantinopla para zanjar la disputa. De esta manera acababa la lucha iconoclasta. A partir de este momento, los iconos ya no serán discutidos. La Iglesia y el pueblo han triunfado sobre la voluntad imperial. No obstante, mosaicos y pinturas deben realizarse siguiendo unos rigurosos principios teológicos que inscriben en los muros de las iglesias la jerarquía descendente que va desde el Cristo “pantocrátor” (todopoderoso) en la cúpula hasta los santos en la parte baja de las capillas. Era el segundo acto de la triste ruptura entre Roma y Constantinopla. Como recuerdo perenne del triunfo del culto de las imágenes se instituye la fiesta de la ortodoxia (domingo primero de Cuaresma). Por estos años, TEODORO, abad del monasterio de Studios, será el escritor más sobresaliente en defensa de las imágenes.