En Líbano, la tarea de Élias HARAWI se antoja harto compleja: conseguir la adhesión de todos los actores del conflicto a los acuerdos de Taif (firmados el 22 de octubre de 1989), que establecen diversas reformas del sistema político, desfasado por la preponderancia que concede a la comunidad cristiana, así como el sometimiento de las milicias a la restablecida autoridad estatal. Ello se consigue por la fuerza en octubre de 1990 con la rendición del general cristiano Michel AOUN, adalid del nacionalismo antisirio, hecho que marcará el final de la guerra en Beirut.

HARAWI, en Líbano, se apoya en todo momento en Siria y su ejército de ocupación para contrarrestar la presencia israelí en la franja de seguridad de unos 10 km de ancho, establecida en 1978 entre el río Litani y la frontera para proteger a Galilea de los ataques de las guerrillas palestinas y luego de las milicias libanesas shiíes. Así, el 22 de mayo de 1991 firma en Damasco con el presidente Hafez al-Assad un Tratado de Hermandad, Coordinación y Cooperación, que si bien supone el reconocimiento de Líbano como Estado separado e independiente, también viene a consagrar su condición de protectorado sirio en la práctica. De hecho, HARAWI confía la seguridad global del país a la potencia vecina, la cual habla en su nombre en el proceso de paz de Oriente Próximo, no existiendo una diplomacia libanesa autónoma.

La parálisis desde 1993 de las negociaciones bilaterales sirio-israelíes tiene su secuela en los tratos de HARAWI, presidente de Líbano con el Gobierno israelí, el cual reitera el carácter ilegal de la ocupación israelí y exige la evacuación de sus tropas como paso previo a cualquier arreglo final. Durante la presidencia de HARAWI Israel no es capaz de disociar a Líbano de Siria y de mantener conversaciones bilaterales para un tratado por separado. En este estrecho marco desarrolla, por tanto, HARAWI su ejercicio presidencial, entre tutelado y autolimitado, más desde que dejó la gestión económica y la reconstrucción del país en manos de sus primeros ministros, el último de los cuales, Rafik al-HARIRI, nombrado en 1992, acapara el primer plano con sus ambiciosos proyectos de restauración urbanística de Beirut y una controvertida gestión financiera.

ABDULLAH OCALÁN, secretario general del PKK, abandona su base en Damasco, donde ha vivido varios años, rumbo a Moscú, expulsado por Siria a causa de las presiones y amenazas turcas sobre Damasco.

Con el beneplácito de Damasco, es nombrado, en la fecha, Presidente de la República Libanesa o Líbano: Émile LAHUD sucediendo a Harawi. Es nombrado primer ministro Salim Hoss (1998-2000) un hombre claramente identificado con Siria en sustitución de al-HARIRI.

Hafez El Assad es nombrado presidente de Siria (98,97% de los votos)

HAFET EL ASSAD con 69 años de edad, gana el referéndum en favor de continuar en el cargo de presidente de Siria, otros siete años. Fue nombrado presidente de la república de Siria desde el golpe de Estado de 1969. Enfermo. Si, en Oriente Medio, no es posible hacer una guerra sin Egipto, tampoco es posible hacer la paz sin contar con Siria. Así es de poderoso el rais sirio. Comandante en jefe del Ejército, ASSAD controla todo el poder: ejecutivo, legislativo, judicial. El régimen de ASSAD, militar y baasista enfrentado con el estado de Israel, con su política de tutela sobre el Líbano y de profundas divergencias respecto de Yasser ARAFAT, aspira a conseguir a integración nacional de todos los grupos confesionales de Siria y tener la última palabra en el conflicto de Oriente medio. Abu Suleiman como le llaman familiarmente los sirios, no tiene prisa y prepara escrupulosamente la evolución de su régimen, moldeado a su imagen y semejanza.

BASHAR el ASSAD es elegido en julio de 2000, presidente de Siria, un mes después de la muerte de su padre, que ha dirigido Siria con mano de hierro durante 30 años.  Visto inicialmente por la comunidad nacional e internacional como un reformista en potencia, esta expectación cesará cuando ordenará una represión masiva y asedios militares contra manifestantes, lo que desencadenará una guerra civil, descrita por algunos analistas como parte del movimiento de la “Primavera Árabe”. La oposición dentro del país, los Estados Unidos, Canadá, los estados de la Unión Europea y los miembros de la Liga Árabe pedirán posteriormente la dimisión de Asad como presidente. Los aliados de Siria, entre los que se encuentra Rusia, han argumentado, en cambio, que la guerra civil es el resultado de un apoyo directo de Occidente a mercenarios y grupos yihadistas.

Bombardeo de posiciones sirias en Líbano por parte de Israel, en respuesta a la muerte de un soldado israelí en Chebaa.

El grueso de las tropas sirias se retira por sorpresa de la capital Beirut y limita su presencia militar.