El orden internacional basado en las alianzas secretas es sustituido después de la Primera Guerra Mundial por un concepto que es propuesto por Woodrow Wilson en sus famosos catorce puntos. El presidente demócrata de los EEUU. impulsa la creación de organizaciones internacionales y la aplicación del derecho internacional. Se funda en consecuencia, la Sociedad de Naciones, compuesta inicialmente por 45 países y creada por la Conferencia de París el 24 de abril de 1919. La negativa del Senado estadounidense, con mayoría aislacionista, al ingreso de EEUU. y la exclusión de Alemania y la URSS que no ingresarán hasta 1926 y 1934, respectivamente, minarán su potencialidad. El apogeo idealista llegará con el tratado de Locarno y el pacto Briand-Kellogg.

Los marines norteamericanos llegan a Honduras el 11 de septiembre. López Gutiérrez es el presidente, pero cuando emerge una rebelión conservadora dirigida contra él, los Estados Unidos envían más marines, que se alinean con los rebeldes.

Se otorga, en la fecha, al presidente de EEUU., Thomas Woodrow Wilson, el Premio Nobel de la Paz por la creación de la Liga de las Naciones tras la Primera Guerra Mundial.

En 1920 ciertas compañías petrolíferas y cadenas hoteleras introdujeron en EEUU. las primeras tarjetas de crédito para que sus clientes las utilizaran en otras sedes de la misma compañía. Pronto su ejemplo fue sequido por grandes almacenes, líneas aéreas y sociedades comerciales. En 1950 el Diners Club emitirá una tarjeta de crédito aceptada en diversas instituciones de todo el mundo.

El retorno de millones de excombatientes a sus hogares genera desórdenes diversos. Por otra parte, la economía de las naciones implicadas en el conflicto se ve negativamente afectada; al término de la guerra los aliados se encuentran en situación de fuerte dependencia con respecto a EEUU.. El carácter de guía y referente que en el contexto de las relaciones internacionales se ha atribuido desde siempre Europa, es cuestionado por primera vez. No obstante, la clase dirigente prefiere seguir otorgando al continente el papel de garante del orden y de la estabilidad mundial, y sus instituciones, ideas y formas de gobierno, continúan gozando de prestigio como modelo a imitar.

En los años veinte, la generalización de la producción eléctrica hace posible el consumo para finalidades domésticas a precios asequibles y la aparición de los primeros electrodomésticos procedentes de los EEUU.: torradores, ventiladores, bateadoras, aspiradoras, estufas, planchas eléctricas, máquinas de lavar y frigoríficos.

La radiodifusión empieza el 1920 con las  primeras transmisiones desde Chelmsford (Reino Unido), Detroit y Pittsburg (Estados Unidos).

Al término de la primera guerra mundial, los Estados Unidos son la nación más poderosa del mundo, tanto económicamente como en términos de avance tecnológico. Los Estados Unidos son también los mayores acreedores, pues han prestado una gran cantidad de dinero a Gran Bretaña, Francia y otros países y, por supuesto, piensan recuperarla. Han sufrido mucho menos que Europa, y por lo mismo han prosperado gracias a la guerra. La población norteamericana alcanza los 106 millones de habitantes en 1920, y esas personas están henchidas de orgullo y confianza en la riqueza y fuerza de su nación.

La súbita preocupación de los EEUU. por las cuestiones internacionales, que ha impulsado al país a participar en la primera guerra mundial, y su intento de reorganizar el mundo según los principios de la democracia y la autodeterminación, se ven malogrados. El idealismo de Wilson no prevalece. El pueblo norteamericano no parece desear una Sociedad de Naciones que pueda limitar la soberanía de su país y que, en cambio, lo complicaría en cada tediosa disputa que se suscitara en el mundo. Por eso los Estados Unidos nunca forman parte de la Sociedad (Liga). Que ingresen en ella no garantiza necesariamente su éxito, pero no es menos cierto que sin la participación norteamericana está condenada al fracaso.

Los Estados Unidos, que se han enfrentado al militarismo alemán con ejemplar coraje, se sumen en un estado de terror y pánico ante el comunismo ruso. Alexander Mitchell Palmer (1872-1936), fiscal general de 1919 a 1921, y su ayudante John Edgar Hoover (1895-1972), desencadenan la «caza de rojos», que significa vejaciones, arrestos, procesos y deportaciones para muchos cuyo único crimen es reivindicar reformas sociales. El miedo a la extensión de conflictos sociales ante la aparición del socialismo y la Revolución Rusa lleva a cinco de los seis Estados abolicionistas a imponer de nuevo la pena capital.