Esparta es una polis altamente xenófoba e inmovilista. No hay espacio para la cultura y sus fronteras están cerradas a cualquier influencia exterior. Como consecuencia, la extraña y ancestral fórmula de gobierno espartana, la diarquía (dos reyes), se perpetuará durante siglos. Muchas polis protagonizarán un convulso proceso por el cual se ampliará cada vez más la participación de los ciudadanos en la política (se pasará de monarquías a oligarquías, y de éstas a democracias), pero Esparta se mantendrá fiel a su sistema, que de facto funcionará como una oligarquía, la de unos ministros llamados éforos.

Esparta, poderosa y próspera gracias a la posesión de Mesenia, es, desde el siglo VII, la primera y más antigua de las polis. El militarismo espartano está ya organizado, aunque más adelante los espartanos inventarán la leyenda de que ha sido instituido dos siglos antes por el legendario Licurgo, precisamente para dar a éste mayores visos de autenticidad. Su civilización es brillante, la “Retra de Licurgo”, primera constitución escrita conocida, ha estabilizado sus instituciones. Pero sus ambiciones territoriales la oponen a todos sus vecinos en interminables luchas.

En Corinto, a Cipseles le sigue su hijo PERIANDRO como tirano (627-586 aC). Siguió la buena política llevada a cabo por su padre.

PSAMÉTICO I declara a Egipto independiente. Invita a los griegos a establecerse en Egipto, quienes fundan diversas colonias en la costa. Su iniciativa mercantil redundará en beneficio de Egipto, contribuyendo a su prosperidad.

En estas fechas, en Sicilia y en la península Itálica, las polis griegas se han extendido por sus costas. Sin embargo, las situadas al este de Sicilia tropiezan con el poder cartaginés al Oeste, mientras que en la península Itálica, los griegos se enfrentan a los etruscos en el Norte.

Jonia (actual costa occidental de Turquia), practica un próspero comercio. Las polis griegas están enfrentadas a Lidia que quiere imponer un protectorado, pero en definitiva el gobierno lidio resulta llevadero e incluso permite su acceso al propio reino lidio que por su carácter de intermediario entre el helenismo y Oriente disfruta de una cultura floreciente.

Desde hacía unos años se ha alzado un clamor en Atenás en demanda de un código escrito que la oligarquia no pueda manipular en provecho propio. Ese código lo elabora Dracón hacia 620 aC. Es un sistema legal duro, que prevé graves castigos incluso para los delitos menores. (De ahí el adjetivo “draconiano” que se aplica a los tratos severos). El campesinado, sin embargo, continuará padeciendo y endeudándose. Además, como Atenas se dedica cada vez más al comercio, aparecerá una clase media de mercaderes y negociantes que se unirá a los oprimidos campesinos en contra de los oligarcas.

Los griegos tienen dificultades en asentarse al oeste de Italia ya que los fenicios y cartagineses son poderosos en estas aguas. A pesar de estas dificultades, consiguen los griegos foceos fundar una colonia griega en esta región, en lo que actualmente es la costa mediterránea de Francia. Sin embargo, parece que se han establecido en el lugar de una ciudad fenicia anterior, ya que su nombre es “Massalia”, palabra fenicia para “asentamiento”. Para los romanos se convertirá en “Masilia” y, para los franceses, en una época posterior, “Marseille”. En español cambia ligeramente, ya que es Marsella.

En la zona de dominio de Atenas, en la península del Ática, se produce gran agitación social, pues allí los terratenientes ricos y aristócratas oprimen y explotan a los campesinos. Sin embargo, los ciudadanos atenienses no quieren reaccionar con tanta brutalidad como lo han hecho los espartanos. Los atenienses se ven, no obstante, obligados a hacer algo para que no se produzcan levantamientos, como ha ocurrido en Esparta, e inventan un cargo de mediador aceptable para ambas partes. Hallan al hombre adecuado en la persona del sabio Solón (c. 640-561 a.C.). Solón ordena limitar la propiedad del suelo para que los nobles ricos no puedan adquirir más y más tierras. Se da la libertad a los campesinos empobrecidos que han acabado en la esclavitud y, en adelante, no se puede ya vender como esclavos a los ciudadanos endeudados; además, se les condonan sus deudas. Solón revoca las duras leyes penales dictadas por su predecesor Dracón (origen de las “leyes draconianas”).

Sin embargo, la ley de Solón de mayor trascendencia será la que establece que, a partir de este momento, el poder de decisión en Atenas no estará ya en manos de un rey “divino” o un pequeño grupo de aristócratas, sino en las de los propios ciudadanos, que deberán reunirse en la asamblea del pueblo cuarenta veces al año, por lo menos, para debatir todos los asuntos importantes de la polis, acordar las leyes y decidir sobre la guerra y la paz. Para los negocios corrientes de gobierno se prevé crear un consejo para el que pueden ser elegidos ciudadanos de prestigio. Un tribunal popular velará por el cumplimiento de las leyes. De ese modo, Solón crea una forma de poder completamente nueva denominada democracia, “poder del pueblo”.