Las tropas españolas están dispersas en un frente muy extenso con un número de posiciones muy elevado y con graves problemas de aprovisionamiento. Las unidades están mal pertrechadas, lo que ha hecho crecer el sentimiento de protesta en contra de los políticos parlamentarios, que parecen considerar sencillo someter a una población indígena muy agresiva sin conceder los medios imprescindibles. El derrumbamiento del frente tiene como consecuencia la pérdida en tan sólo unos días de lo conseguido con graves dificultades durante años. No sólo el general Silvestre muere sino también otros 10.000 soldados.

En el verano de 1919 el general Dámaso BERENGUER, un militar inteligente y de alta capacidad técnica, trata de seguir una política de penetración lenta pero resuelta con una utilización sólo circunstancial de la fuerza. Esta estrategia triunfa ampliamente en la zona occidental pero en la oriental, separada por una amplia comarca en la que no existe el menor control por parte española, el mucho menos prudente general Silvestre actua con una absoluta autonomía, con imprudencia y excesivos riesgos. En esa zona oriental se da la circunstancia de que el líder indígena no es simplemente un jefe más de clan sino un precursor del posterior nacionalismo como Abd-el-Krim

Entre los años 1919 y 1921, SILVESTRE consigue duplicar el territorio controlado por los españoles en torno a Melilla, para satisfacción de sus mandos superiores y de la propia opinión española. Sin embargo, este éxito y el deseo todavía mayor de obtener una victoria resolutiva le conducen a una insensata imprudencia. Su exceso de agresividad provoca la reacción de los rifeños y, a mediados del mes de julio de 1921, son atacados los puestos españoles de Annual e Igueriben. La ofensiva inesperada de los indígenas concluye en una desbandada general del Ejército español en dirección a Melilla.

Así, pues, durante el siglo XIX y principios del XX, Francia y España han sometido a Marruecos (y Argelia). Después de la I Guerra Mundial, los árabes y bereberes del norte de África inician la conquista activa de su independencia.

La Legión fue creada por Real Decreto de 28 de enero de 1920, siendo Ministro de Guerra don José Villalba, con el nombre de Tercio de Extranjeros, con el fin de hacer frente, como ya había hecho Francia, a la dureza de los combates en la guerra del Rif (Marruecos), para lo que no estaban preparadas las tropas de reemplazo. Su primer comandante fue el Teniente Coronel de Infantería José Millán-Astray, que sería quien le daría a la nueva fuerza su peculiar estilo y mística. Designa su lugarteniente a Francisco FRANCO. Esta unidad encuadraba a los extranjeros que voluntariamente se ofrecían para luchar en Marruecos. No obstante, se considera como fecha de fundación la del alistamiento del primer legionario el 20 de septiembre de 1920.

El Mando de las Fuerzas Africanas (BERENGUER y SILVESTRE) concibe un descabellado plan para crear un «pasillo» a lo largo del protectorado y unir así todas las posiciones españolas en Marruecos: el «Plan Alhucemas», cuyas operaciones se montan, más o menos, a espaldas de Madrid. En verano de 1920, el «plan» se pone en marcha: El general Fernández SILVESTRE avanza hacia Tafersit y la ocupa. Mientras, BERENGUER conquista Xauen y somete Beni- Arós. Al finalizar el verano, se dominan ya las comunicaciones entre Melilla, Fez y Tetuán.

Se considera como fecha de fundación de la Legión española, la del alistamiento del primer legionario el 20 de septiembre de 1920. (Fue fundada en 28 de enero del mismo año)

Ya en invierno, y dentro del «Plan Alhucemas» en Marruecos, se establecen posiciones de vanguardia en la región de Annual, Sidi-Dris… se avanza alegremente, sin precauciones.

Domènec BATET i Mestres es designado juez especial para instruir los casos derivados de los desastres del ejército en la guerra de Marruecos -el expediente Picasso-, cargo del que dimite.

Mientras se va desarrollando el «Plan Alhucemas», los rifeños, dirigidos por ABD-EL-KRIM, un «cadí» (juez) marroquí de Melilla, se van organizando. En junio de 1921, las tropas españolas ya se encuentran distribuidas en 144 guarniciones con problemas logísticos y de intendencia, controlando formalmente cerca de la tercera parte del territorio de la comandancia de Melilla. El comandante Villar con 1.500 hombres toma Annual y Abarrán, que pierden, con muchas bajas, aquel mismo día. Primer aviso.