En Argentina, la «Década Infame» (aunque otros autores prefieren emplear la expresión, mucho más aséptica, de «Restauración Conservadora»), se caracterizará por el fraude electoral y la corrupción. Las condiciones económicas mejorarán durante el mandato del general Agustín Pedro Justo (1932-1936), aunque se intensificará la agitación política, que culminará con fallidas rebeliones de la Unión Cívica Radical en 1933 y 1934.

En Argentina, en mayo de 1936, en los comicios presidenciales convocados para renovar el cargo, resultan electos Roberto María Ortiz como presidente (1936-1940) y Ramón Castillo como vicepresidente, gracias al fraude electoral generalizado. Sin embargo, Ortiz tomará fuertes medidas para fortalecer la democracia: se reprimirán actividades subversivas de los agentes alemanes, que se han incrementado tras la victoria del nacionalsocialismo en Alemania, y la corrupta maquinaria electoral del país será desarticulada.

Al estallar la II Guerra Mundial, Ortiz, presidente de Argentina, decide mantener la posición neutral que su país tomó durante la Gran Guerra.

En Argentina, el 4 de Junio de 1943 el GOU (grupo de oficiales unidos) decide llegar al poder mediante un golpe de estado, tomando ahora la presidencia Pedro Ramírez, ministro de guerra del gobierno anterior. Como Ministro de Guerra llega el Gral. Juan Domingo PERÓN quien también organiza la Secretaria de Previsión Social (Trabajo). Se vuelve a repetir la historia y un gobierno democrático es «volteado» por un golpe militar, que recurre a prácticas autoritarias como la disolución del Congreso, proscripción de partidos políticos y control de los medios de comunicación e intervención a las universidades.

El periodista de origen húngaro Laszlo Josef Biro patenta el boligrafo en Argentina. El invento toma allí su nombre: birome.

Temerosa de que el presidente Ramírez de Argentina se disponga a declarar la guerra a Alemania por la presión de EEUU., una Junta Militar, los llamados «coroneles» (integrados en una influyente logia militar denominada Grupo de Oficiales Unidos), le obliga a renunciar el 2 de febrero de 1944 (dada la simpatía que esta Junta Militar tiene por las fuerzas del Eje, el mantenerse neutral se debe a la inseguridad de sus miembros respecto al resultado de la contienda y al interés por sostener una relación óptima fuera quien fuera el ganador.)

En Argentina, sube al poder el Gobierno del general Edelmiro Julián Farrel (1944-1946). Perón está a la cabeza del Ministerio de Guerra, así como del de Trabajo, lo que lo convierte en un hombre de muy amplio poder.

A pesar de las alegaciones de solidaridad con la causa aliada, el gobierno argentino sigue reprimiendo toda actividad democrática y protegiendo a los agentes alemanes. En julio, el gobierno estadounidense acusa a la Argentina de ayudar a las potencias del Eje. Finalmente, el 27 de marzo de 1945, cuando la victoria de los aliados en Europa está asegurada, Argentina declara la guerra a Alemania y Japón.

El trato que Perón tiene con los sindicatos argentinos, sumado a la constante lucha librada contra los comunistas, provoca que la corriente mayoritaria del sindicalismo en Argentina sea principalmente católica y conservadora. Además, cuando el gobierno de Farrel intenta destituir a Perón -incluso llega a encarcelarlo- con el fin de contrarrestar su creciente poder en la vida política, un gran número de trabajadores sale a la calle el 17 de octubre de 1945 a reclamar su restitución en el cargo. Esta fecha pasará a ser considerada el punto de arranque del peronismo en tanto que movimiento político de masas.

Triunfo electoral del Coronel Juan Domingo Perón, nuevo presidente argentino. El 24 de febrero de 1946 se celebran las elecciones presidenciales que dan el triunfo a Juan Domingo Perón, quien encabeza la fórmula del Partido Laborista. Este partido había sido creado poco después del 17 de octubre de 1945 por los sindicatos que apoyaban a Perón con la intención de lanzar su candidatura. Tres meses después del triunfo electoral, el 23 de mayo de 1946, a pocos días de asumir su primer gobierno, Perón decidirá disolver el Partido Laborista. En respuesta a esa medida, el sindicalista Cipriano Reyes, destacada figura tanto en los sucesos del 17 de octubre de 1945 como en el Partido Laborista, le escribe a Perón una encendida misiva. La apelación de la mujer de Juan Domingo Perón, la actriz Eva Duarte, a las clases más humildes (los «descamisados») tiene como respuesta una multitudinaria manifestación a favor de su libertad. Aquella concentración popular en la plaza de Mayo abre el camino de Perón hacia la presidencia de la nación.