A fines de 1993 Cardoso presentó el Plan Real de estabilización de la economía, que terminó con los ajustes monetarios automáticos e implantó una nueva unidad, llamada Real, en julio de 1994. El éxito antiinflacionario del plan convirtió a Cardoso en el candidato más popular de las elecciones presidenciales del 3 de octubre, derrotando en la primera vuelta a Luiz Inacio (Lula) da Silva, del PT, que hasta poco antes aparecía en las encuestas como favorito.

En setiembre de 1995 el presidente anunció un Plan Plurianual de gobierno con inversiones de US$ 153.390 millones, concentradas especialmente en la infraestructura económica. La meta era un crecimiento del PNB de 4,5% en 1996 y de 5% en los años siguientes, contra el 4% previsto para 1995. Sólo el crecimiento económico permitiría, a juicio de Cardoso, una mejor distribución del ingreso. Según estadísticas divulgadas en agosto, 10% de la poblacion brasileña concentraba 48% de los ingresos, cuatro veces más de lo que gana la mitad más pobre del país. Estos números colocaban a Brasil entre los países más inequitativos del mundo.

Después de un largo y complejo debate, el parlamento aprobó en los primeros meses de 1997 una reforma constitucional que permite la reelección presidencial. A pesar de las denuncias que implicaban a dos gobernadores y un ministro en la compra de los votos de cinco diputados -a razón de 200 mil dólares cada uno-, la enmienda fue aprobada en junio. Los partidos que apoyaban al gobierno apostaron la supervivencia de su alianza y la continuidad del programa económico a la reelección de Cardoso, que era considerada como muy factible por las encuestas de opinión realizadas durante 1996 y a comienzos de 1997.

Fernando Henrique Cardoso, es nombrado presidente de Brasil (1999-2003)

Fallece el obispo, defensor de los débiles de Brasil, Helder Cámara.

Se hunde una plataforma petrolífera a 125 km de la costa de Río de Janeiro, provocando la muerte a once trabajadores y el vertido de 1.500 m3 de crudo

ESTABA previsto y las urnas lo han confirmado de manera inapelable. Luis Inácio Lula da Silva será el nuevo presidente de Brasil, tras ser ratificado con más del 61 por ciento de los votos emitidos. Por primera vez en casi cuarenta años, la izquierda llega al poder en Brasil, desde que en 1964 Joao Goulart fue derrocado por un golpe militar, que instauró una dictadura que duró veintiún años. Las cuatro décadas transcurridas desde entonces son ilustrativas de las grandes dificultades que han debido superar los candidatos de izquierda, para imponerse en un país cuya orientación política y económica es clave para el sistema financiero representado por EEUU. y el Fondo Monetario Internacional.

Pocas veces la victoria de un candidato ha despertado tantos recelos y esperanzas como en el caso del dirigente del brasileño Partido de los Trabajadores (PT). En el interior de aquel gran país, poblado por ciento setenta millones de habitantes, el PT sólo obtiene la victoria en tres estados, en los que apenas viven 5,3 millones de personas, mientras el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) gana en seis estados, que reúnen casi la mitad de la población y representan el 53,2 por ciento del producto interior bruto (PIB) del país. El PSDB presentaba como candidato a José Serra, que ha sido derrotado por Lula, al obtener sólo el 38,6 por ciento de los votos emitidos en la segunda vuelta de las elecciones. Sin embargo, el partido del presidente electo también pierde en la disputa por el gobierno de Sao Paulo, el estado más rico y poblado de Brasil y en el que el PT tiene su origen.

En el exterior, la inminencia de un triunfo del PT había hecho saltar todas las alarmas, ante la posibilidad de que el candidato izquierdista se cerrase en una política populista y dejara de hacer frente a sus compromisos internacionales. Brasil es la primera economía de Iberoamérica y la novena del mundo, pero su deuda externa, 360.000 millones de dólares, equivale al 61 por ciento del PIB. Atrapado entre la necesidad de atender a una población en la que hay 22 millones de hambrientos y la de satisfacer las exigencias financieras internacionales, los primeros mensajes de Lula, tras su triunfo electoral, dejan entrever que el futuro presidente de Brasil no se dejará llevar por la demagogia, sin olvidar su propósito de conseguir un país menos injusto. Si lo consigue, abrirá una nueva vía para toda Iberoamérica.

Lula da SILVA del Partido de los Trabajadores, gana las elecciones que le elevan a la presidencia de Brasil (2003-2007). Lula es electo presidente de Brasil, derrotando al delfín de Cardoso, José Serra del PSDB. Asume la presidencia de Brasil tras ganar las elecciones con el mayor número de votos de la historia democrática brasileña (52,4 millones de votos) alcanzando el 61% de los sufragios. En su discurso de diplomación, Lula declara entre sollozos: “Y yo, que durante tantas veces fui acusado de no tener un título universitario, consigo mi primer diploma, el título de presidente de la República en mí país”. Así responde a los numerosos ataques que ha sufrido por sus carencias en educación formal, que muchos consideran incompatibles con ostentar el cargo más importante de la República. Sus partidarios desestiman tal afirmación, dada la gran inteligencia de Lula.