Una carga explosiva en el tren Roma-Munich se cobra la vida de 12 pasajeros e hiere a otros 40. El neofascista Mario Tuti es condenado y luego absuelto. El atentadopermanece impune.

En 1975, las Brigadas Rojas bautizan a su enemigo con las célebres siglas SIM (Stato imperialista delle multinazionali, Estado imperialista de las multinacionales), condensación de ese Estado liberal burgués a su juicio esclavo complaciente de los intereses capitalistas.

Tras una primera época de secuestros relámpago sin víctimas, comienzan a llegar los muertos y los heridos: policías, magistrados, políticos (que para las Brigadas Rojas son “siervos del Estado”), pero también periodistas, militantes de extrema derecha… Hasta que el Estado reacciona con el inicio de un proceso judicial en 1976 en Turín, en el que se sientan en el banquillo, entre otros, dos líderes históricos ya detenidos: Franceschini y Curcio. Lo peor, sin embargo, está aún por llegar.

El escape de una nube de gas letal, cargada de dioxinas, procedente del complejo químico de ICMESA causa una catástrofe ecológica en la localidad italiana de Seveso, cerca de Milán. Los 15.000 habitantes de la localidad tuvieron que ser evacuados con graves lesiones cutáneas.

Las Brigadas Rojas anuncian la fundación del Partido Comunista di Combattimento, como “guía de la clase trabajadora”. Las acciones armadas, especialmente contra la policía y los jueces, se incrementan espectacularmente. La mayoría de la militancia de esta etapa está compuesta por estudiantes, frente al núcleo obrero de la organización inicial.

Fallece Roberto Rosellini, padre del cine neorrealista italiano.

En Italia, en un momento en el que se está valorando el Sorpasso, o posibilidad de pacto entre el Partido Comunista Italiano y la Democracia Cristiana, tiene lugar el momento terrorista estelar de las Brigadas Rojas. En un brutal desafío al Estado y que impulsa a Pablo VI a interceder públicamente en busca de clemencia, el 16 de marzo de 1978, tras asesinar a los cinco agentes de su escolta en Roma en plena calle, un comando de las Brigadas Rojas se lleva a Aldo Moro -líder de la Democracia Cristiana, partido que ha regido Italia desde el fin de la Segunda Guerra Mundual- a un piso que el grupo terrorista llama prisión del pueblo, y en la que le tienen 55 días cautivo. El político democristiano escribirá desde allí cartas a su esposa y a compañeros de partido, mientras Mario Moretti, uno de sus captores, le someterá a un proceso que le hallará culpable y le condenará a muerte.

En Italia, el Gobierno presidido por Giulio Andreotti decide no negociar con los terroristas, y el cadáver de Aldo Moro, dirigente de la Democracia Cristiana italiana, aparece el 9 de mayo en el maletero de un coche tras varios meses de secuestro. El asesinato precipita los acuerdos entre los partidos para incluir al Partido Comunista Italiano en la mayoría parlamentaria. Tras ese asesinato, Italia promulgará durísimas leyes antiterroristas, al tiempo que concederá favores a los terroristas que abandonen sus actividades y delaten a otros miembros del grupo. Así iniciará el desmantelamiento casi total de las Brigadas Rojas el general de los carabinieri Carlo Alberto Dalla Chiesa. Algunos años más tarde se especulará sobre la verdadera autoría del asesinato de Aldo Moro. No son pocos los que insinúan que detrás de esta acción podría estar la organización paramilitar conservadora Operación Gladio, fundada en los años 50 con objetivo de impedir el acceso al gobierno italiano del Partido Comunista.

Sandro Pertini es nombrado, en la fecha, nuevo presidente de Italia, después de 16 escrutinios

La policía italiana efectúa una serie de detenciones masivas el 7 de abril de 1979, entre las cuales cobrará fama la de un grupo de intelectuales del área de la Autonomia Operaria, colaboradores de la revista Metrópoli, entre los que se cuenta Paolo Virno, además de Toni Negri, Oreste Scalzone, Luciano Ferrari Bravo y otros. Tras años de prisión, finalmente se reconocerá que no estaban vinculados a la organización.