Un doble atentado destruye dos aviones rusos de pasajeros simultáneamente; el primero a 180 km de Moscú, el segundo en Rostov del Don. Con este tipo de acciones, los independentistas intentan llevar la guerra al corazón de Rusia. Asi muestran su rechazo a los planes del Kremlin, que prevén dotar a la zona de instituciones de autogobierno como parte integrante de la república rusa. Estos planes son apoyados por chechenos prorrusos como la familia Kadirov.

Es manifiesto el fracaso en Chechenia de la empecinada política de “normalización” del Kremlin, con la familia KADIROV como agentes venales. El nombramiento electoral de Alu Aljanov, en la fecha, es un ejercicio de cinismo; sobre todo, tras la exclusión del popular empresario checheno Malik Saidulayev de las elecciones (más o menos debido a que las habría ganado). Ramzan KADIROV, hijo del asesinado Ahmad Kadirov, sigue como jefe de las milicias prorrusas chechenas, y la corrupción campa a sus anchas. Mientras tanto, los combates se cobran decenas de vidas todos los meses. A lo largo de los últimos diez años, el estado ruso sólo ha correspondido a los chechenos con desprecio y violencia; sin embargo Chechenia sigue siendo la clave para restaurar algún tipo de estabilidad en el Cáucaso septentrional. El problema es que el Kremlin tendrá que realizar algunos cambios difíciles si quiere intentar conseguir su apoyo.

Para empezar, el Kremlin tendrá que iniciar un amplio proceso político, que no puede manipular. Deberá abandonar a los caudillos como Ramzan KADIROV en favor de figuras con autoridad como Saidulayev y Ruslan Jasbulatov. De modo más difícil aún, Moscú tendrá que aceptar que la mayoría de chechenos desea ver la inclusión de representantes del antigui régimen del presidente rebelde independentista Aslan MASJADOV. A pesar de las declaraciones públicas, los contactos nunca se han interrumpido. Los radicales han eclipsado por completo a los moderados entre los rebeldes de Chechenia. El Kremlin ha de dejar de creer que todos los independentistas son como BASAIEV y el Cáucaso septentrional necesita desesperadamente una política de consenso y elecciones no amañadas. Ambas partes saldrían muy beneficiadas.

Un atentado frente a una estación de metro de Moscú, atribuido a una chechena suicida, causa 10 muertos y 34 heridos.

El caudillo radical checheno BASAIEV asume la responsabilidad del sangriento secuestro, ocurrido en la fecha, en una escuela de Beslan, en Osetia del Norte. Así lo da a conocer el líder insurgente en una declaración publicada a través de Internet. El secuestro en Beslan ha dejado un saldo de 339 muertos, en su mayoría niños. Además, BASAIEV responsabiliza al presidente ruso, Vladimir PUTIN, por el sangriento desenlace. Según el dirigente rebelde, PUTIN es quien da la orden de asaltar la escuela. Asimismo, BASAIEV ha revindicado otros operativos terroristas, tales como la explosión a bordo de dos aviones rusos y el atentado en una entrada del metro moscovita. Tras el secuestro de Beslan, Moscú ofrece una recompensa de 10 millones de dólares por la cabeza de los líderes rebeldes chechenos BASAIEV y Aslan MASJADOV. Además, el presidente PUTIN ha anunciado que intensificará la lucha contra el terrorismo.  Existe la espeluznante perspectiva de una represalia por parte de los osetios.

Moscú encarga al general Arkadi Edelev para dirigir las operaciones contra la guerrilla independentista en Chechenia, en sustitución del contraalmirante Yuri Maltsev. El general Edelev ha ocupado distintos cargos en el seno del FSB, los servicios especiales rusos, antes de entrar a formar parte de las fuerzas del ministerio del Interior. Dirigirá el estado mayor regional que coordina las actividades de las fuerzas desplegadas en Chechenia desde que comenzó el segundo conflicto en la república separatista en octubre de 1999.

A fines de este mes, MASJADOV, que fue elegido presidente de Chechenia en enero de 1997 en unos comicios legitimados por Moscú y la comunidad internacional, ordena un alto el fuego unilateral para propiciar el comienzo de un proceso de negociaciones con Rusia. El Kremlin rechaza la oferta, que califica de maniobra propagandística, y reitera que las únicas negociaciones posibles con la guerrilla separatista es sobre su rendición incondicional.

La muerte, en la fecha, del líder de los separatistas chechenos, Aslan MASJADOV, en una operación antiterrorista de los servicios secretos rusos en el pueblo de Tolstoi Yurt, a 14 km de Grozny, la capital chechena, ha provocado expresiones de satisfacción en el Kremlin, que habla de un gran triunfo sobre el terrorismo. Esa muerte también parece satisfacer, aunque por razones diferentes, al grupo guerrillero radical del islamista Shamil BASAIEV, responsable de los atentados más sangrientos registrados en la capital rusa, que ve abierta una nueva era en su guerra contra Moscú tras la desaparición de su gran rival, el cual apostaba por el diálogo como solución al problema de Chechenia. MASJADOV y sus hombres han sido sorprendidos en una casa de esa localidad, en la que había construido un bunker donde se ocultaba el líder checheno.

Aslan MASJADOV hacía un mes que había decretado una tregua unilateral y que había hecho llegar sin éxito nuevos mensajes de negociación a Moscú. Pese a que el Gobierno de Vladimir PUTIN no creía en la alternativa del diálogo, con su muerte se corta definitivamente esa remota posibilidad. Pero, además, con él se acaba una generación de líderes chechenos cuyo único fin era la independencia de la pequeña república caucásica. Para el radical Shamil BASAIEV y sus seguidores, en cambio, las motivaciones religiosas pasan por delante de las políticas y, además de luchar por la independencia de Chechenia, intentan extender su influencia sobre los musulmanes de las demás repúblicas rusas. En efecto, BASAIEV tiene la idea de crear un gran califato con todas las regiones rusas de población musulmana. La paz, pues, parece que está más lejos que antes. Todo indica que habrá enfrentamientos más cruentos sobre el terreno al tiempo que aumenta el riesgo de nuevos atentados mortíferos. Ese es el temor existente ahora incluso entre los propios rusos de Chechenia, cuyo análisis discrepa del que se realiza en los despachos del Kremlin.

Los jefes separatistas chechenos, reunidos en el llamado Comité de Defensa del Estado, serán los encargados de elegir a su nuevo presidente en los próximos días. Para el diario Kommersant, si el lugar del líder muerto lo ocupa BASAIEV o su colaborador Doku Umarov, que controla lo que llaman el frente suroccidental, \”el terror sólo podrá intensificarse\”. En Moscú, el consejero del presidente PUTIN, el ex diputado checheno Aslambek Aslajanov, también señalaba a estos dos personajes como los únicos que pueden sustituir al fallecido Masjadov. Ahmad ZAKAEV, uno de los delegados de Masjadov, que se ha convertido ahora en la referencia moderada de los independentistas chechenos, ha descartado a BASAIEV como el jefe de todos ellos. Tampoco ha señalado a nadie. \”De momento, luchar por la sucesión de Masjadov es complicado. Su desaparición es una gran pérdida, pero ésta no es mortal para nosotros, como piensa PUTIN\”, indicó.