A lo largo de la década de los Sesenta y vinculadas histórica e incluso orgánicamente con los grupos campesinos de «La Violencia», han surgido varios grupos de guerrillas. Los primeros como el Movimiento Obrero, Estudiantil y Campesino, o las Fuerzas Armadas de Liberación, suponen tentativas frustradas y de efímera duración. En cambio, las Fuerzas Revolucionarias de Colombia (FARC), de ideología marxista, y lideradas por Manuel Marulanda, «Tiro Fijo», y Jacobo Arenas, se fundan en este año y con el tiempo irán ampliando su radio de actuación en más de 450 municipios, de los 1.073 en los que se divide Colombia, ubicados en el sur y el este del país. En general, la influencia de los grupos guerrilleros se circunscribe en las denominadas «zonas marrones», áreas donde por causas geográficas e históricas, la autoridad estatal es débil o, incluso, inexistente, y donde las guerrillas han asumido funciones que el Gobierno de Bogotá no puede cumplir, por ejemplo el control del orden público y la prestación de servicios sanitarios.

Se funda la guerrilla denominada el Ejército de Liberación Nacional (ELN), en la línea guevarista y castrista, que con el tiempo llegarán a controlar en torno a 250 municipios de Colombia ubicados en el norte, el noroeste y los alrededores de Bogotá. Se financiarán principalmente con atracos. La guerrilla incorporó al sacerdote Camilo Torres Restrepo, cofundador del ELN caído en combate en 1965.

En Colombia, el conservador Guillermo León Valencia, es sustituido, en 1966 por el liberal Carlos Lleras Restrepo (1966-1970). El sistema turnante establecido por el Pacto de Sitges no consigue, sin embargo, recuperar la completa estabilidad para el país, sacudido por el auge creciente de la guerrilla (sobre todo a partir de 1962) y la extensión de la agitación universitaria a otros sectores de la sociedad, como el clero.

Se funda en Colombia la guerrilla denominada Ejército Popular de Liberación (EPL), de tendencia maoísta, que con el tiempo ampliará su radio de actuación y consolidará sus estructuras.

Llega a Colombia el papa PABLO VI para asisitir al XXXIX Congreso Eucarístico Internacional. Se trata de la primera vez que un pontífice viaja a América Latina.

En Colombia, el vencedor en las elecciones de 1970, el conservador Misael Pastrana Borrero (1970-1974), reprime con dureza el movimiento guerrillero y realiza una política económica desarrollista. Durante la década de los 70, Colombia irá penetrando en una militarización progresiva.

En este año surge en Colombia el Movimiento guerrillero 19 de abril (M-19). Por estos años, las FARC, el ELN, el EPL, el M-19 y otros grupos menores llegan a tener en armas a más de veinte mil hombres distribuidos en distintas zonas del país. Los años setenta y ochenta, quedarán marcados por la dialéctica violenta de la insurgencia-represión, con enfrentamientos del ejército con la guerrilla, asesinatos, secuestros, sabotajes y atentados. En la represión de la guerrilla participarán también comandos paramilitares o escuadrones de la muerte financiados por los grupos económicos más afectados. Estos escuadrones asesinarán a cientos de dirigentes políticos de la izquierda y sindicalistas y usarán la más bárbara tortura de manera habitual.

En Colombia, las elecciones presidenciales de 1974 significan la ruptura del Pacto de Sitges de 1957 con la victoria del liberal Alfonso López Michelsen (1974-1978), que concede algunos cargos del Ejecutivo a los conservadores. Sin embargo, las guerrillas surgidas en los años de La Violencia resultarán imposible de erradicar y se dibujará un nuevo escenario. Michelsen intentará dar mayor atención a los reclamos populares, pero los grandes intereses económicos hacen fracasar esa política.

Alfonso López Michelsen, presidente liberal de Colombia, deberá declarar el estado de sitio (1975-76) para hacer frente a los distintos grupos guerrilleros.

A lo largo de la década de los setenta, Colombia se ha labrado fama internacional como productor y exportador de marihuana compartiendo rutas y organización con el contrabando, pero desde los últimos años setenta y durante la década siguiente pasa a centralizar el procesamiento químico de hoja de coca y la exportación de cocaina. En poco tiempo Colombia llegará a cubrir unas 60.000 Ha. en todo el país, la mayor parte pequeñas parcelas trabajadas por unos 200.000 agricultores, que serán los menos favorecidos en el negocio. A diferencia del Altiplano de Bolivia y Perú, donde la coca se cultiva desde tiempo inmemorial para mascar sus hojas o preparar un té tonificante, en Colombia su plantación se realiza con el único objeto de producir pasta de coca y, a partir de ella, la cocaína.