La Antártida se halla bajo el control de los 37 países -entre ellos España- que tienen firmado el Tratado de la Antártida (Tratado que se firma inicialmente en la fecha y que entró en vigor en 1961). El acuerdo, con vigencia para treinta años, compromete a no anexionarse ninguna parte del territorio y participar únicamente en misiones científicas. Hoy en día se discute su renovación. Al contrario que en el Artico, donde nada más hay una gran masa de hielo que se puede atravesar por debajo, en la Antártida hay un continente, bajo una capa de hielo de centenares de metros de espesor, que hace millones de años estaba pegado a América y a Africa del Sur, dos zonas mineralmente muy ricas.

Se firma en Madrid el protocolo por el que se declara la Antártida reserva natural para la paz y la ciencia. Todas las naciones signatarias se comprometen a regular sus actividades en la zona, excluyendo las bélicas.

La plataforma Larsen B, un bloque de hielo con una superficie de 3.250 km2, se fragmenta y desaparece; muchos atribuyen el fenómeno al cambio climático.  Esta plataforma era una extensa plataforma de hielo localizada a lo largo de la costa oriental de la península Antártica, en la parte noroeste del mar de Weddell. Fue denominada en honor al capitán noruego Carl Anton Larsen, quien en diciembre de 1893 navegó a lo largo de la barrera en el Jason hasta la latitud 68°10’S.

El agujero de la capa de ozono sobre la Antártida podría haber alcanzado los 29,5 millones de km2 en septiembre y haber superado el récord registrado en el 2000, que fue de 29,4 millones de km2. Así lo indica la Organización Mundial de la Meteorología (OMM). Esta institución científica señala que el déficit de la masa de ozono ha alcanzado un nivel nunca visto antes y que equivale a 39,8 megatoneladas. La capa de ozono nos protege de los rayos ultravioletas y se ha debilitado por las emisiones a la atmósfera de sustancias clorofluorocarbonadas (CFC). El problema se sigue repitiendo en otoño en la Antártida pese a que existe un acuerdo para sustituir los CFC. Sin embargo, las reacciones del cloro en la atmósfera (en determinadas condiciones atmosféricas) continúan y no se espera que la situación se normalice hasta dentro de unas décadas. El agujero ha sido el más grave registrado; no sólo fue el más grande en superficie, sino que ha sufrido el mayor déficit de masa, lo que significa que hubo menos ozono sobre la Antártida que nunca antes.