NABOPOLASSAR -babilonio- y CIAXARES -medo- asaltan Nínive, arrasándola y empujando a los asirios hacia el oeste (hacia Harran). La estrategia del terror se volvió de manera terrible contra la propia Asiria, pues la capital fue arrasada sin piedad por el enemigo y ya nunca se recobraría. Todos los pueblos del medio oriente aplauden la caída del enemigo. Por desgracia no comprenden que lo único que han hecho ha sido cambiar de dueño. El general babilonio vencedor se llama NABUCODONOSOR y es hijo del rey NABOPOLASSAR

Los egipcios suben con un gran ejército hacia Carquemis para ayudar a los asirios -atacados por los babilonios- en un último esfuerzo para recuperar Harran. JOSÍAS, rey de Judá, intenta detenerlos en Megiddó, pero muere en la batalla. (2Re 23;28-30)(2Cr 35;20-25). No sabemos si JOSÍAS era un aliado formal de los babilonios o si actuó independientemente. Pero él, desde luego, no deseaba una victoria egipcio-asiria, cuyo resultado habría colocado a Judá a merced de las ambiciones egipcias.

La trágica muerte del piadoso rey de Judá, JOSÍAS, es llorada amargamente por los fieles. Es el fin de la reforma iniciada por JOSÍAS que no tuvo tiempo de penetrar en los corazones.

NABUCODONOSOR II destruye Jerusalén, después de un fuerte asedio. Apresa al rey SEDECÍAS e incendia el templo y el arca de la alianza. Sus habitantes son deportados a Babilonia. Es el fin del reino de Judá. El pueblo ha perdido todo lo que constituía su vida: la tierra, signo concreto de la bendición de Dios a su pueblo; el rey, por el que Dios transmitía esa bendición, garantía de la unidad del pueblo y su representante ante Dios; el templo, lugar de la presencia divina. Israel ha perdido incluso a su Dios. Se piensa que cada país es protegido por su dios nacional, que da fuerza a sus ejércitos. Así, pues, el Dios de Israel ha sido vencido por el dios Marduk de Babilonia. La región de Judá queda convertida en una parte de la provincia babilónica de Samaria. La destrucción de Jerusalén tiene lugar en el año 18º de NABUCODONOSOR y en el 11º de SEDECÍAS (2Re 25;3). Nabucodonosor se lleva “832 almas” (Jr 52;29). A pesar de ello todavía quedan habitantes en la tierra de Judá (2Re 25;12) (Jr 52;16). (s/Flavio Josefo (Ant 10,7,1) en (Jr 52;29) hay que leer “ocho” en vez de “dieciocho”. (2Re 25;1-21) (Jr 52;1-15).