Al rey Saúl le sucede DAVID (1005-955aC). Éste vence a los filisteos, a los amonitas y arameos, a los moabitas, amalacitas y edomitas y ensancha sus Estados. Conquista a los jabuseos la ciudad de Jebú, rebautiza como Jerusalén, que estratégicamente situada en el centro de Canaán se convertirá en capital del nuevo reino.

HIRAM, soberano de la ciudad de Tiro, facilita al rey SALOMÓN madera de cedro y de ciprés para construir el Templo de Jerusalén, así como importantes cantidades de oro. Por otra parte, el “Cantar de los Cantares”, uno de los libros más famosos de las Sagradas Escrituras, atribuido a Salomón, también hace una mención del país. El protagonista de este texto se dirige a su amada con estas palabras: “Ven del Líbano esposa mía, vente del Líbano; baja tu mirada de la cima del monte Amaná”. Amaná es una montaña que los historiadores no han podido identificar con exactitud.

JEROBOAM (931-910 aC) (1Re 14;20), con el apoyo de SHASHANG I de Egipto, capitanea las tribus disidentes del norte. El resultado es que a partir de entonces, tenemos dos reinos: Israel (capital Samaria con su rey JEROBOAM) al norte y Judá (capital Jerusalén con su rey ROBOAM) al sur.

Hacia el año 918 aC, unos años después de la escisión del reino de Israel, un ejército egipcio al mando de SHESH de Sheshonk (el “Sisac” de la Biblia), de la XXII Dinastía, que reina de 935 a 914 aC., saquea Jerusalén y el Templo.

Desde la muerte de SARGÓN II, el Imperio asirio ofrece síntomas de debilidad. Su sucesor, SENAQUERIB (704-681 aC.), emprende una campaña contra Judá, devastando el país y poniendo sitio a Jerusalén, que termina con la imposición a su rey EZEQUIAS -hijo de ACAZ- de un pesado tributo. A diferencia de Samaria, esa ciudad no llega a tomarse realmente, y a diferencia de Israel, Judá no es borrado del mapa. SENAQUERIB se enfrenta a las amenazas de Egipto y a las rebeliones internas, de modo que se muestra dispuesto a aceptar una simple capitulación y un generoso tributo de los judíos, a cambio de dejarlos en paz en calidad de nación marioneta de Asiria.

Reinado de MANASÉS (687-642 aC), rey de Judá. Hijo de Ezequias. (2Re 21;1). Jerusalén es asediada. Al fin, Judá se mantiene como una marioneta leal a Asiria. Judá paga su tributo y goza de medio siglo de paz. Por esta razón, y porque MANASÉS favorece aún más esa paz practicando la tolerancia religiosa, es vilipendiado en la Biblia.

Se descubre en el templo de Jerusalén un rollo conteniendo varias leyes procedentes del antiguo reino del norte y que habría sido llevado al templo por los levitas del norte huyendo de la invasión de los asirios. Una vez completado, este conjunto de leyes se convertirán en el Deuteronomio. Es un documento muy oportuno, que servirá de base a la reforma que emprende JOSÍAS -rey de Judá- con una finalidad política y religiosa (2Re 22-23).

Batalla de Carquemis (Siria septentrional) en la que las tropas babilónicas vencen a las egipcias. Los egipcios huyen hacia el sur, hacia su país. Las tropas babilónicas atraviesan victoriosas Siria y Palestina. Asedio momentáneo a Jerusalén por NABUCODONOSOR, en su avance hacia el sur tras los egipcios. Cuando NABUCODONOSOR llega a la frontera de Egipto, le llega la noticia de la muerte de su padre NABOPOLASSAR, regresando a su tierra.

A Joaquin I, rey de Judá, le sucede su hijo JOAQUIN II (598-597aC)(2Re 24;8) que reinará 3 m y 10d (8º de Nabucodonosor). Primera toma de Jerusalén por NABUCODONOSOR (16 de marzo= 2 de Adar) (2Re 24;8-16)). Éste se lleva 18.000 cautivos, entre ellos al rey JOAQUIN II, que de esta manera tiene que sufrir el castigo correspondiente a la intentona de su padre, y al profeta Ezequiel. (Jr 52;28) da la cifra de 3.023 judíos (parece que sólo cuenta los adultos). Primera deportación en el reino de Judá.

Estalla una rebelión en Babilonia al parecer con judíos implicados (Jr 29;7-9) (Jr 29;21-23). Por otra parte, se reúnen en Jerusalén para conspirar contra NABUCODONOSOR diversos embajadores (Jr 27;3) y falsos profetas incitan al pueblo a rebelarse contra los caldeos (Jr 28;2 y ss). También el propio rey, aunque marioneta de los caldeos, acabará rebelándose.