Inauguración de la primera Feria de Abril de Sevilla. Los orígenes de esta Feria de Abril se encuentran en el 25 de agosto de 1846 en que el catalán Narciso Bonaplata y el vasco José María de Ybarra firman una proposición que presentan al Cabildo Municipal pidiendo autorización para que durante los días 19, 20 y 21 de abril se celebre una feria anual. El Cabildo Municipal ve con buenos ojos la iniciativa de estos dos personajes -curiosamente no fueron andaluces los precursores-, secundada por numerosos ganaderos y agricultores. Así en 1847 se celebra la primera Feria de abril. A lo largo de los años, la Feria de Abril se convertirá em uma fiesta que paraliza Sevilla durante una semana y que provoca que una parte importante de la actividad de la ciudad se lleve a cabo en las numerosas casetas del Real, punto de encuentro no ya de ganaderos que venden sus productos, sino de familias enteras que viven de una manera muy especial la más importante Feria del Mundo, la Feria de Sevilla.

Creación en España del Registro General de la Propiedad Intelectual por la Ley de Propiedad Intelectual española de 10 junio 1847 y, posteriormente, por la Ley de 10 junio 1879, que derogará a la anterior.

Ante las desavenencias e infidelidades del matrimonio de Isabel II con su primo Francisco de Asís, que eran la comidilla de la corte y del pueblo, el ministro de la Gobernación emite una orden terminante en la que se prohibe tratar de la vida privada de su majestad la reina, de su matrimonio y de su real consorte.

El 12 de septiembre de 1847 se decreta una amnistía por la que Espartero puede regresar a España, siendo nombrado senador vitalicio.

Tras abandonar el palacio por los devaneos de la reina con el general Serrano, el rey consorte Francisco de Asís regresa y se reconcilia con Isabel II. Pero las condiciones impuestas han sido duras: conocedor del romance, ha obligado a un período de espera para que se compruebe visiblemente que no existe embarazo de la reina. Serrano es desterrado con una suculenta indemnización.

Durante esta primera etapa del reinado de ISABEL II, que se extiende hasta 1851, gobiernan los moderados con NARVÁEZ. Se realizan grandes progresos económicos racionalizándose los antes caóticos impuestos, se procede a una reordenación tributaria que al conseguir un aumento considerable de la recaudación, permite ejecutar un ambicioso programa de obras públicas; se crea el Banco de España y se consolida la deuda, reconciliándose España con la Santa Sede mediante la firma de un concordato.

Emilio CASTELAR y Ripoll se traslada a Madrid en 1848 y se matricula en la Facultad de Derecho. Dos años más tarde obtiene una plaza pensionada en la Escuela Normal de Filosofía, lo que le permite -con gran orgullo por su parte- atender a su manutención y a la de su familia. Comienza así su función docente, como profesor auxiliar de Literatura Latina y Griega, y de Literatura Universal y Española. Entre 1853 y 1854 obtendrá el grado de Doctor con una tesis titulada Lucano: su vida, su genio, su poema. Los años universitarios de Emilio CASTELAR constituyen el esbozo de su actividad oratoria y periodística. Cuenta con el apoyo de un familiar suyo, el conocido orador Antonio Aparisi y Guijarro, de tendencia conservadora, razón por la que, años después, se enemistará de él. Hay que recordar, además, que entre los condiscípulos de Castelar habrá eminentes oradores y políticos: citemos, entre otros, a Antonio Cánovas y Francisco de Paula Canalejas. Con apenas veinte años, Castelar es un joven que -según sus propias palabras- profesa un exaltado amor a la libertad (sin duda, herencia paterna) junto con un exacerbado misticismo, producto de la estricta educación religiosa que le ha inculcado su madre.

Ante nuevos ataques de los rifeños, en la fecha, España, reinando Isabel II, reacciona apoderándose de las islas Chafarinas (Congreso, Isabel II y del Rey). Se produce a partir de estos años un aumento permanente de la tensión. Con la conquista de las Chafarinas, España pretende, por otra parte, frenar la expansión francesa, proveniente de Argelia -cuya conquista ha iniciado Francia en 1830-, en territorios próximos a Melilla.

Estanislao Fígueras participa en la intentona liberal de marzo-abril de 1848.

En la fecha se celebra la inauguración oficial en Barcelona del primer ferrocarril en la España peninsular, debido a la iniciativa  del empresario catalán  Miquel Biada. Su trazado es paralelo a la costa. Todos los medios, incluido el personal (guardaagujas) han sido importados. Diversas autoridades asisten al acto de bendición, tras el cual, el tren inicia su recorrido hacia Mataró. El tren está constituido por 24 coches-vagones y tiene capacidad para 900 pasajeros. Posteriormente se construirán otras líneas de comunicación ferroviaria entre la capital catalana y otras ciudades, como Granollers, Martorell y Terrassa.