Aunque católico, el Conde de Romanones se consideraba enemigo de la intransigencia religiosa y de la influencia del clero y fue muy contestado por la Iglesia y sus altas autoridades (el obispo de Tuy, por ejemplo), sobre todo tras la promulgación de la Ley de Matrimonio Civil cuando formaba parte del Gabinete de Montero Ríos de 1905, en la que no se obligaba a los que se casaban a declarar su religión. Reanudó las relaciones con el Vaticano, pero continuó manteniéndose partidario de la separación entre Iglesia y Estado y, aunque firmó acuerdos muy favorables con la Iglesia, era celoso partidario de que el poder religioso no influyera sobre el poder civil en modo alguno (a través de la llamada «Ley del candado» de 1910).

A principios de siglo, muchas ciudades empiezan los trabajos para el establecimiento de redes de agua corriente, cloacas y electricidad. La electrificación de los hogares permite resolver los déficits crónicos de la iluminación doméstica e introducir nuevos aparatos mecánicos, como la popular plancha eléctrica. La electrificación incentiva el trabajo a domicilio, especialmente el de las costureras que pronto podrán adquirir máquinas con un pequeño motor eléctrico. De hecho, a partir de 1910, se pueden comprar electrodomésticos sofisticados de fabricación extranjera como, por ejemplo, lavadoras alemanas, y aspiradoras o neveras americanas, aunque su difusión todavía es muy limitada entre unas clases bienestantes que disponen de un amplio y barato servicio doméstico.

El 1910 se constituye la Associació Les Arts i els Artistes, con una exposición colectiva en el salón Fayans. A partir de esta fecha, el «Noucentisme» avanza formas más maduras de exaltación del clasicismo. En pintura, este giro lo personifican Joaquim Torres-García, con el conjunto de frescos que hace para el Saló de Sant Jordi (1913-1916), o Joaquim Sunyer, que desarrolla temas mediterráneos autóctonos (‘La Pastoral’, 1910-1911). En escultura, los nombres más destacados son Josep Clarà y Enric Casanovas, que definen el arquetipo «noucentiste» de la mujer catalana.

En España, hacia 1910 se descubre que el príncipe de Asturias es hemofílico. ALFONSO XIII, tan inconstante en sus afectos, ya se ha desenamorado de la reina y experimenta un rechazo irracional hacia ella, como si fuera culpable del mal que aqueja al niño. La reina, británicamente fría, y frustrada como mujer por un marido que la desprecia, que la traiciona con otras y que le reprocha frecuentemente haberle dado hijos tarados, queda aislada en el opresivo e incómodo palacio real, en medio de una corte extraña, en un país meridional al que nunca logrará adaptarse. Se refugia en los viajes y en la presidencia de obras benéficas (especialmente de la Cruz Roja). De este modo conseguirá mitigar el dolor de su tragedia íntima pero, a cambio, descuidará a su familia, especialmente a sus hijos, tan necesitados de ella, cuyo cuidado delegará en manos de empleados. La típica huida hacia adelante de una persona que no sabe cómo escapar de una situación de profunda infelicidad.

En el conjunto de Catalunya, entre 1860 y 1910, la población activa agraria pasa del 63% al 49%, un porcentaje muy inferior a la media española, que se sitúa en 1910 en el 69%. Ha sido a partir de 1867 cuando la Ley de asociaciones ha permitido la constitución y legalización de muchas sociedades agrícolas. Se ha tratado de organizaciones de carácter cooperativo y de ayuda mutua, que han jugado un papel muy importante en la necesaria renovación agrícola, porque han ofrecido soporte técnico y ayuda de toda clase a sus asociados.

En los últimos años del siglo XIX y primeros del XX, el jesuita P. Vicent organiza unos círculos obreros que, aunque en su momento inicial tienen un carácter mixto, finalmente se dirigen tan sólo a las clases humildes; además de ser en su origen instituciones puramente caritativas pasan a ser, si no reivindicativas, al menos de carácter cooperativo. En los círculos de este tipo se debe buscar el origen del sindicalismo agrario que se difundirá sobre todo en la mitad norte de la Península donde tendrá una perdurable influencia. Los sindicatos agrícolas cumplen funciones de asesoramiento técnico, cooperativa, ahorro y mutualidad social y su afiliación a la altura del estallido de la Primera Guerra Mundial no estará tan lejana de la de UGT o CNT.

BLAS INFANTE se licencia en 1906 y, tras ganar las oposiciones en 1909, ejerce desde 1910 como notario en Cantillana. La proximidad con la ciudad de Sevilla le permite entrar en contacto con el mundo político e intelectual sevillano, especialmente con los miembros del brillante Ateneo, entre los cuales se hallan convencidos regionalistas.

A pesar de que el estado central se ha reservado la parte más importante de la beneficencia pública (manicomios, hospitales, asilos, casas de maternidad, etc.), los ayuntamientos y las diputaciones han de afrontar muchos de estos problemas estructurales ante la absoluta indiferencia de quien teóricamente tiene las competencias.

De los cambios sociales acontecidos en los años de comienzo de siglo el más importante es el que se refiere a la movilidad de la población. En los tres primeros lustros del siglo, el 10% de la población española se desplaza. Lo hace principalmente del campo hacia la ciudad, de modo que las dos grandes capitales reciben aproximadamente medio millón de habitantes. Pero se producen también desplazamientos de más amplio recorrido. Durante el mismo período, Iberoamérica recibe un tercio de millón de habitantes. En el tránsito de un siglo a otro, emigra la mitad de los gallegos.

José CANALEJAS y Méndez, -liberal- pasa a ser presidente del Consejo de ministros (9/2/1910-12/11/1912) después de que Segismundo MORET dimita en febrero de este año. Posee dotes de mando y gracias a él por primera vez desde la Restauración los liberales encontrarán un verdadero jefe. Como prueba de las esperanzas que despierta su nombramiento algunos intelectuales republicanos ingresan en el partido liberal. Rápidamente sabe imponerse en la jefatura de su partido e incluso los propios partidarios de Moret aceptan su dirección aunque les pese.