Daniele de Volterra, gran admirador de Miguel ÁNGEL, recibe de nuevo el encargo de retocar el Juicio, ya que todavía no ha llevado a cabo su tarea desde que se la encomendó Pablo IV. Daniele procura ser discreto en su labor, y cubre únicamente lo que él considera indecoroso; a este fin pinta sólo algunos taparrabos (de ahí el sobrenombre de braghettone que recibe de sus contemporáneos), aunque en el caso de Sta Catalina, la cubre totalmente, dada la original prominencia de sus senos. Pero, parece que el trabajo de Daniele no acaba de satisfacer a la Curia romana que por diversos pintores no dejan de retocar el cuadro hasta finales de la centuria. La pintura será abandonada a su suerte, hasta el punto de que quedará completamente cubierta de suciedad.

Desde el año 498, el Papa Gelasio I había creado la Capilla de la Basílica de San Pedro con un coro de cantantes. En 1480, Sixto IV crearía la Capilla Vaticana que Julio II renovaría en 1512 denominándola Capilla Julia (Cappela Giulia). Los sucesivos Papas irían introduciendo modificaciones en su constitución aumentando el número de capellanes cantores hasta que en 1590 SIXTO V fundió las capillas en una sola que desde entonces se conoce con el nombre de Capilla Sixtina que llegó a tener 30 capellanes y 10 discípulos bajo la dirección del maestro holandés Giacomo Ardradelt.

La expresión suprema de la libertad del pensamiento miguelangelesco fue el “Juicio Final” de la Capilla Sixtina. Contra él lanzaron sus invectivas numerosos eclesiásticos contrarreformistas, lo que le obligó a retocar diversos detalles. Muchos papas la consideraron irreverente, y por ello en 1828, cuando Stendhal pudo asistir a cierta ceremonia religiosa, comprobó que el “Juicio” se encontraba cubierto por un tapiz. Tanta independencia del espíritu era considerada incluso irritante.

Se concluye la restauración de la decoración de la Capilla Sixtina mostrándose la sorpresa de su vivo colorido