Francisco JAVIER, fallece en la isla de Sancian (China), cerca del actual Macao.


Francisco JAVIER, fallece en la isla de Sancian (China), frente a la ciudad de Cantón, cerca del actual Macao, convencido de que el cristianismo triunfaría en Japón. Tiene 46 años. Pero el temor de los bonzos a perder poder e influencia ante la nueva religión, junto a las sospechas de los gobernantes que vieron en los misioneros una eventual avanzadilla para una futura invasión de las potencias de la época, España y Portugal, acaba en persecuciones y mártires. Aparte de San Pablo, nunca ha tenido la Iglesia un misionero de ese porte. Ha predicado a los pescadores de perlas del Sur de la India, a rajás y brahmanes, a los fieros caníbales de la isla de Morotai, a los piratas chinos y a los samuráis japoneses. A su paso, han surgido nuevas comunidades cristianas. Ha sido nombrado obispo de Extremo Oriente. Francisco JAVIER sostenía que entre las gentes de culturas antiguas y avanzadas, no europeas, el cristianismo debía avenirse a adaptaciones, un punto de vista difícil de aceptar por los doctrinarios de la metrópoli.