Jan Hus proteste contra los abusos del poder temporal de los papas en nombre de la fidelidad apostólica.


En 1412, el tráfico de las indulgencias publicadas por Juan XXII, para sufragar los gastos de la cruzada contra LADISLAO, rey de Nápoles, da ocasión para que Jan Hus proteste contra los abusos del poder temporal en nombre de la fidelidad apostólica. Llamado entonces a comparecer ante los legados pontificios y sincerarse, da una respuesta que es como un presagio de su martirio: “Dispuesto estoy -dice- a obedecer al papa, siempre que sus mandatos estén conformes con las máximas apostólicas; pero si son contrarios, no obedeceré, aunque vea al verdugo ante mí preparado a ejecutarme”.