“… en virtud del cambio operado, España ha dejado de ser católica”, dice AZAÑA en el Congreso.


El día 13 de octubre en un discurso que le consagrará como figura parlamentaria, AZAÑA defiende su posición en relación al tema de las religiones en la Constitución: “La República, dice, ha rasgado los telones de la antigua España oficial monárquica y en virtud del cambio operado, España ha dejado de ser católica”. Esta última frase, sacada de su contexto -se refiere a las pautas de la cultura oficial, no a las creencias personales de la población- será profusamente utilizada por la derecha para acusar a los gobernantes republicanos de pretender descristianizar el país. Por otra parte, el líder de AR aprecia en el tema religioso una cuestión básicamente política: “El auténtico problema religioso no puede exceder los límites de la conciencia personal… Nuestro Estado, a diferencia del Estado antiguo, que tomaba sobre sí la tutela de las conciencias y daba medios de impulsar a las almas, incluso contra su voluntad, por el camino de su salvación, excluye toda preocupación ultraterrena y todo cuidado de la fidelidad, y quita a la Iglesia aquel famoso brazo secular que tantos y tan grandes servicios le prestó”. Estas tesis acabarán por imponerse.