Bilbao debe parecer una victoria de los italianos, nunca una rendición.

Las ofertas italianas son transmitidas a AGUIRRE quien las rechaza siempre con tanta cortesía como firmeza. Insiste Cavaletti, cónsul general de Italia en San Sebastián, a medida que se agrava la situación militar en el mes de junio; incluso en una nota del día 7 llega a sugerir una especie de protectorado italiano que serviría de garantía a Euzkadi durante varios años. AGUIRRE no acepta nada y termina por no responder a las notas del padre Onaindía que sirve de intermediario. En cambio, Juan de Ajuriaguerra, presidente del Bizkai Buru Batzar, encarga, por intermedio de su correligionario José Michelena, a Onaindía que como cosa particular de él hable con el cónsul para decir que se espera que si las tropas de Franco entran en Bilbao, los italianos permitirán la evacuación de sus dirigentes y el respeto a la vida de los gudaris (soldados del Gobierno autónomo de Euskadi durante la guerra civil española) y desde luego las vidas de la población civil. Nunca debería parecer una rendición sino una victoria de los italianos.