En la mirada miope de Dean, su desmañada figura y sus infiernos interiores anida una estrella que entonces es poco menos que un animal salvaje. Elia Kazan le encumbra en 1954, en «Al este del Edén», la primera de las tres películas que forjarán el mito. Pero es que Dean es como Cal, el protagonista de la película, tiene la misma amargura, el mismo problema con su padre y la misma desconfianza para con todos. Inmediatamente después de «Al este del Edén», Dean rueda «Rebelde sin causa» dirigida por Nicholas Ray. Después viene Gigante. La condición de James Dean como icono gay se verá incrementada por biografías y declaraciones posteriores de amigos e hipotéticos amantes. Parece, sin embargo, que su único idilio fue el que sosuvo con Pier Angeli, infortunada actriz que, en pleno declive personal y artístico se suicidará en 1971.
