Diez días después de alcanzar el poder, Adolf HITLER inaugura el Salón del Automóvil en Berlín.


Diez días después de alcanzar el poder, Adolf HITLER inaugura el Salón del Automóvil en Berlín con un discurso en el que anuncia que los alemanes deben convertirse en un pueblo de automovilistas. Para ello era preciso que los coches estuvieran disponibles para cualquier persona y no fuesen, como hasta entonces, un producto de élite. No es, pues, extraño que los caminos de Porsche y de Hitler se cruzasen. También Porsche creía en la necesidad de fabricar un coche del pueblo -un volkswagen, en alemán- pero no encontraba a nadie que quisiera financiar el proyecto. El estado nazi estaba dispuesto a subvencionar la fabricación de un vehículo accesible al alemán de a pie. Fue así como Ferdinand Porsche concibió el Volkswagen Käfer, el escarabajo. Para fabricarlo se planeó la construcción de una ciudad modelo, en Wolfsburg, la actual sede de VW. Pero la Segunda Guerra Mundial abortó los planes, y la fábrica se dedicó a la construcción de vehículos militares.