Se extiende el derecho de ciudadania romana a todos los habitantes del Imperio que no sean esclavos.


Durante el primer año del reinado del emperador CARACALLA, mediante la «Constitutio Antoniniana», se extiende el derecho de ciudadanía romana a todos los habitantes del Imperio que no sean esclavos, dando un gran impulso a la romanización, al dejar al margen de la ciudadanía sólo a las poblaciones rurales y a los bárbaros instalados en las fronteras. Pero por esta época la ciudadanía ya no significa mucho aparte el privilegio de afirmar «soy ciudadano romano». Los ciudadanos ya no participan en el gobierno en forma alguna, y su principal función consiste en pagar un impuesto de sucesión (que es la razón que ha podido mover a CARACALLA a pesar que para S. Agustín el edicto de CARACALLA ha sido un «acto generoso y humano»). Y es que los gastos estatales crecen sin cesar, pues las guerras contra los germanos son costosas, y, por otra parte, CARACALLA necesita costear sus estravagancias, tales como sus colosales termas en Roma.