La castración se practica -por diversas razones- desde tiempos muy remotos.


Entre otras razones, la castración se practicaba en tiempos muy remotos para obtener eunucos que cuidasen de los harenes y como prácticas punitivas entre los árabes. En la Roma de los césares se castraban niños con los que se comerciaba, vendiéndolos para los gineceos. Ya en los siglos XVII y XVIII se practicaba la castración en Italia para obtener las llamadas «voces blancas» de timbre muy agudo destinadas a los cantos litúrgicos. Así, la conservación de la voz infantil aguda, como soprano o contralto, se mantenía hasta la edad adulta bien fuera por la educación de la voz sin castrar (falsetistas) o por medio de la castración en la infancia antes de llegar al cambio de voz de la pubertad, con lo cual la laringe no se modificaba y conservaba la voz de timbre agudo.