NAPOLEÓN, a pie, a caballo, en su carroza maltrecha y por caminos inhóspitos, retrocede penosamente hasta llegar a París exhausto y enfermo ¿Quedará alguien en Francia dispuesto al sacrificio?. Las cámaras no le perdonan su derrota y sus propios ministros le exigen la abdicación. LA FAYETTE, con su enorme prestigio, acaba por inclinar la balanza en contra suya: «Durante más de diez años, tres millones de franceses han muerto por causa del orgullo y afán de poder de un hombre que todavía se empeña en luchar contra toda Europa. ¡Ciudadanos, vosotros no lo permitiréis!»
