ALFONSO VI impone el Misal romano por lo que se repite el refrán:»Allá van las leyes, do quieren reyes».


Los mozárabes -que no son numerosos en este momento- exigen, de ALFONSO VI y de su mujer Constanza, un «Juicio de Dios». Es por ello que se resuelve echar al fuego ambos oficios -el gregoriano y el mozárabe- con la intención de que prevalezca el que no se queme. El Misal mozárabe queda intacto mientras que el romano se quema, pero a pesar de ello el rey impone el Misal romano, por lo que se vuelve a repetir el refrán: «Allá van las leyes, do quieren reyes». En los días de ALFONSO VI, y aún mucho antes, ya no se habla latín en Castilla; de modo que esta protesta del pueblo ha de ser con precisión expresada en idioma vulgar y probablemente en la misma forma en que hoy la decimos: una frase que es la de más antigüedad conocida que tenemos en castellano.